Me desperté un dia para darme cuenta de que he estado dormida por mucho tiempo. El tocar la humedad del pasto con los pies me trae a tierra, la tibieza de un cuerpo junto a mi me ata la vida. Las hojas del árbol de mi balcón que caen y vuelven a salir en estallidos de vida y el pasar de los años adormecida de pena y dolor es un hecho que me ha causado un golpe a los sentidos más allá de un simple despertar.

El despertar de la conciencia que me remece hasta los huesos, me refriega en la cara los años que he dejado pasar sin darle a la vida las gracias por existir.

Las coincidencias no existen, los signos se muestran como letreros gigantes de publicidad, alguien que se cruza en tu camino, una voz que te dice algo que hace reir porque no cuadra, y un dia como si nada empecé a ver y empecé a escuchar... me trajo consigo más de una consulta al doctor pero logré zafarme de las dosis de calmantes porque me impedían oir lo que como lluvia me llegó. He sido bendecida por poder ver mi vida desde arriba, ver la película de mis recuerdos, aprendí que la muerte de los que amas es solo una puerta que se abre para darte la mano.

El amor no se obliga ni se retiene, se da y se acepta como todo lo demás. Esto es lo más dificil de aprender.

Tengo miles de cosas que contar, como lo he vivido si alguien quiere escuchar; yo compartiré mi experiencia porque estoy segura de que a más de alguien le puede hacer sentido. He sido remecida hasta la médula pero soy terca y fuerte después de todo y me he puesto de pie una y otra vez con el propósito de ser un ser independiente que vivirá desde el hoy y desde el adentro de la vida.

Milagros miles cada dia...