TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / alejandro_fernandez / Krapek el Centauro (De mi Libro Con el Corazón quebrado)

[C:542018]

“Lo que importa verdaderamente en la vida
no son los objetivos que nos marcamos,
Sino los caminos que seguimos para lograrlo“.
Peter Bamm

A Juanita Silva, la talentosa y querida maestra ,
que me encaminó por el mundo de las letras.
Q.E.P.D


- Bastaron unos tic-tac para que los niños escucharan atentamente la historia de Alejandro y aquél pez mágico, presurosos comenzaron a caminar, no bien iniciaban su aventura a diez metros de distancia una certera flecha se incrustó en el tronco de un gran árbol derribándolo instantáneamente provocando un sonido estruendoso, los niños asustados se refugiaron rápidamente detrás de una enorme roca, el miedo hizo crujir sus dientes y dejó secas sus gargantas, probablemente este sería el fin de todo, algún cazador de niños que vendería sus pieles por unas cuantas monedas, vaya que forma más cruel de acabar con sus vidas… O probablemente sería un secuaz del Gitano dando caza al niño con el Corazón Quebrado… Al pasar los segundos los pasos se escuchaban más cercanos, al parecer se trataba de un animal que cojeaba… Claro estaba que el miedo frente a aquella situación se tornaba insostenible. Sin duda si intentaban escapar serían una presa fácil de alcanzar, pero siendo tres más de alguno tendría una oportunidad, aunque se sabe que la destreza de un cazador de niños le permite disparar varias flechas a la vez… De pronto se escuchó el fuerte sonido de un corno que asustó a los pequeños con justa razón...


- Ahí estás.
- Increpó la ronca voz de un raro ser: mitad hombre, mitad caballo, mientras con sus manos quitaba la flecha del árbol tumbado: tenía el torso desnudo, sus cabellos eran blancos y tan largos que casi llegaban al suelo, sus ojos eran grises y brillaban como grandes luceros, su nariz era respingada, sus patas eran finas y alargadas, aunque una de ellas mostraba una herida cercana a la pezuña, su pelaje blanco: resplandecía y resaltaba en medio del paisaje. Maglio en hurtadillas salió de su escondite e intentó atraparlo con el propósito de domesticarlo y de ese modo poder continuar el viaje. Aunque le criatura estaba distraída, sus reflejos fueron más certeros y huyó rápidamente.
- Detente, -gritó Gabriel- no te vayas, espera por favor.
- La criatura se detuvo y lentamente miró hacia atrás, entonces con desconfianza y apuntando su arco con una de sus flechas mientras su mano temblaba, se dirigió hacia el niño preguntándole: -¿Quién eres tú? ¿Por qué desean atraparme?
- Soy Gabriel, junto a Maglio y Quino hemos viajado durante varios tic tac con el propósito de encontrar la Flor de los Siete Mares y así rescatar el tridente mágico, que ha sido robado por el Gitano del Norte, que habita en la Tierra de lo Oculto, donde nada crece perfecto y al parecer Maglio pensó que al domesticarte podríamos montar sobre ti y de ese modo ayudarnos conduciéndonos hacia él, te pido disculpas no era nuestra intención asustarte, pero tu flecha sí que nos ha dado un gran susto… pe.., pero podrías dejar de apuntarnos con esta otra por favor.
- La criatura hizo a un lado su arma con cierto grado de desconfianza, mientras Gabriel le preguntaba:
- ¿Y… puedo saber qué clase de criatura eres?
- Me llamo Krapek, soy un centauro.
- ¿Y que es un centauro? -dijo Gabriel.
- Soy una figura mitológica que vive disparando sus flechas hacia algún punto lejano en el horizonte, que como hombre me pueda llamar la atención y cuando encuentro aquél punto mis sentidos despiertan sublimes; disparo una flecha y al hacerlo emerge la mitad de mi otro ser; la del caballo y sin pensarlo parto raudamente a alcanzarlo. Algunas veces encuentro la flecha, pero otras veces nunca logro encontrarla, es que me distraigo con las cosas hermosas y sencillas que me ofrece el paisaje y pierdo el camino, me olvido de la flecha. De ese modo he perdido muchas veces el camino y hoy me encuentro perdido, digamos que me siento vacío, porque prácticamente me he quedado sin flechas. He escuchado sobre el gitano del Norte, la tierra de lo oculto donde nada crece perfecto; es como un abismo donde todo se silencia. Se dice que ha raptado cientos de espíritus de niños, El Gitano los ha hipnotizado con sus maléficos hechizos, se dice que conformará con ellos un ejército para llevarlos a una gran guerra entre payos y gitanos.
- Eso realmente es inconcebible, la inocencia de un niño es un tesoro que no puede ser transgredido… Ningún ideal puede apagar la sonrisa de un pequeñuelo… si aquello sucede la magia desaparecerá para siempre… Además se que ha raptado al Niño con el Corazón Quebrado, en el camino avisté al Gitano cuando lo llevaba prisionero, por supuesto el no me vio, lo esquivé ocultándome en el bosque, pero al hacerlo casi caigo por un barranco y me lastimé una de mis patas traseras.
- Deja verla -dijo Gabriel –, quizás pueda sanarla.
- En realidad no es de mucho cuidado -respondió Krapek – Otras heridas han resultado ser muchísimo más graves -mientras la criatura emitía un leve quejido. Gabriel le dijo al centauro: -No te muevas, déjame ver tu herida mientras con sus manos tomaba su pata herida.
- Al parecer no es tan grave, pero hay que sanarla de algún modo…
- Con respecto al niño que tú viste creo que te equivocas, pues se trataba de Iván: el hermanito menor de Quino y Maglio, el Gitano lo confundió conmigo y he decidido ir con a ellos a su rescate.
- Entonces eres tú el niño…
- Así es afirmó Gabriel.
- Es un gran honor conocerte, en la tierra de los girasoles todos hablan de ti: “El elegido”, pero no eres como te imaginaba.
- ¿Y cómo me imaginabas?
- De un modo distinto, comentó el centauro.
- Este viaje me ha enseñado que las apariencias a veces engañan. – Respondió sutilmente Gabriel- ¿Sabes?, no entiendo -inquirió el niño, preguntándole al centauro en forma dudosa- ¿Por qué lanzas flechas si te encuentras herido?
- Krapek respondió:
- Es mi naturaleza, además solo lanzo flechas a distancias muy pequeñas, de ese modo adquiero seguridad, pues siempre logro mi objetivo, si lanzase flechas a una mayor distancia, las perdería y entonces, emocionalmente me desestabilizaría y quizás perdería el rumbo. A través de mi vida he disparado hacia muchos horizontes pensando en algún futuro distante en base a la intuición y a la razón, que nace de mi parte humana y así, me he pasado la mayor parte del tiempo persiguiendo una u otra flecha.
-Sabes Krapek- comentó Gabriel:
- La primera pregunta que debes hacerte, es si ese objetivo vale la pena, luego la siguiente pregunta que debes plantearte es si puedes encontrar la flecha, aunque lo que realmente te apasiona es la excitación y la fascinación del viaje en sí, porque al parecer después de todo, para ti el objetivo es lo de menos…
- Krapek se quedó pensativo por unos momentos y respondió:
- Para mí la vida "era una aventura", una búsqueda y el aspecto competitivo de ella el vértigo y la adrenalina era lo que la hacía realmente interesante, variada y atractiva. Hoy llegar no es el punto, aquello ya no es importante.

- Cuando se trataba de competir sin lugar a dudas era el primero, pero me di cuenta que no supe disfrutar del paisaje, de aquellos instantes que deje pasar, quizás porque disparé muchas flechas para poder ganar y te diré que gané cada competencia, pero un día me quedé sin flechas y sin un objetivo. Así llegué a sentirme vacío… Y entonces un día me pregunté: ¿De qué se trata toda esta aventura que maneja nuestro espíritu? Y encontré una respuesta: “Un anhelo profundo de comprender la vida, hacia dónde voy y por qué estoy aquí”. Busqué el significado último de las cosas, la clave en el gran rompecabezas que nunca termina de armarse, porque las piezas se multiplican infinitamente. Ahora simplemente vivo, disfruto del paisaje, no cuestiono el universo infinito dentro del límite de mi finito. El universo es infinito por una limitación de nuestro tiempo, que no basta para alcanzarlo, nuestro tiempo es demasiado breve se desvanece raudamente, como si fuera un cometa.

- Quizás el problema está en la forma en que disparas tus flechas. -increpó Gabriel- yo llevo una en mi corazón, que alguien disparó y quisiera saber si existe algún modo de sacarla de ahí. No logro recordar cuándo, ni dónde, ni quién lo hizo.

- Krapek observó al niño en silencio y luego le dijo:
- Las heridas del corazón requieren de mucho tiempo para ser sanadas, requieren de perdón y de nobleza y por supuesto de no responder con otra flecha… El cuándo, ni el dónde, ni el quién no tienen importancia…

-Aunque me llamo Krapek, en el camino cuando estaba triste mis amigos me llamaban azul o blue, porque algunos llaman así a quienes guardan tristeza. Yo estaba triste, por ese motivo me llamaban: “Azul”... Pero cuando encontré mis flechas dejé de lado la tristeza, entonces, dejaron de llamarme: “Azul”. Con el tiempo los demás habían olvidado mi nombre verdadero y me preguntaban:
-¿Cómo te llamas?... -Yo no sabía cómo responderles, porque no sabía de qué color era, y en realidad no sabía si tenía un color… Entonces, decidí llamarme “Feliz”, pero me dijeron que “Feliz” no era un color… pero insistí, diciéndoles que yo quería ser Feliz.
- ¿Feliz? ¿Y qué es ser Feliz, Krapek?
- Mmmm… - murmuró el animal – el que por unos instantes permaneció en silencio, luego de lo cual este le respondió con varias preguntas.
- ¿Sabes por qué los peces nadan?, ¿Por qué los niños juegan? O ¿Por qué las aves vuelan?
- Los peces nadan porque son libres… los niños para divertirse y las aves porque también son libres - respondió rápidamente el pequeño
- Mmmmm, murmuró Krapek permaneciendo en silencio por unos instantes
- La respuesta es más simple de lo que tú crees pequeño amigo – expresó el animal.
- Los peces nadan, los niños juegan y las aves vuelan simplemente para ser felices, para poder ser y hacer lo que la naturaleza les ha destinado.
- Pero no todos los niños juegan y no todas las aves vuelan – le respondió Gabriel.
- Algunos en el camino olvidan el objetivo de su naturaleza, pequeño.
- Quizás en el olvido ellos encuentran la felicidad…
- Dirigiendo la mirada hacia Krapek el niño le preguntó: -¿Tú crees que la felicidad existe?
- Existe Gabriel, por eso decidí llamarme Feliz, pues lo que importa en realidad es vivir, vivir y ser feliz… sabes, la mayoría de las personas no son felices y ¿Sabes por qué?... porque no quieren serlo... Otros olvidan como ser felices…
- ¿Y si yo quiero ser feliz donde debo ir o que debo hacer? - Preguntó Gabriel.
- No es necesario dirigirse a ningún lado, sólo es necesario encontrarse a sí mismo…
- Krapek, en el mundo de donde yo provengo, existe un zoológico de tonos grises que mira a mi ventana, cada mañana me despiertan los sonidos de una manada atrapada en una selva que entremezcla sentimientos con metales forjados. A Veces, emergen desafiantes los sueños de seres que creen ser poderosos, perfectos y eternos, pero cuando alguien dispara sobre su ego, heridos vuelven resignados al cobijo de su jaula y en ella surgen los miedos y se tornan desconfiados. Cuando son heridos intentan descifrar quien les ha quitado sus alas y en ese descifrar errante las respuestas llegan a hurtadillas… Aquellas heridas generan una emoción la que les conduce a un aprendizaje que les pinta un color y los vuelve distintos, muchos a veces se sorprenden de lo que pueden entregar tan solo dando una sonrisa, pero cuando el ego vuelve a aflorar nacen oscuras emociones y olvidan lo aprendido, pierden el color, el sabor a gris brota en sus paladares y se tornan tristes… Una mañana al despertar, descubrí que el zoológico que da hacia mi ventana, jamás ha tenido animales y sin embargo cada cierto tiempo un ser herido olvida el aprendizaje y se encierra en su jaula, a veces no me habla, a veces no me mira, a veces me mira de reojo y ni siquiera me saluda, algunos jamás han dado ni han conocido lo que es una sonrisa, otros tantos se olvidan de sonreír, pero lo más preocupante es que algunos temen sonreír... ¿Y sabes algo? A veces, cuando cae la tarde en medio de esa selva me refugio en mi jaula, siento miedo y entonces siento que no soy feliz y también temo sonreír… Dame tu pata Krapek y mírame a los ojos, ya que he descubierto que solo me bastará darte una sonrisa para poder sanar tu herida…

-Algo mágico sucedió en ese instante, el viento y mil sueños abrigaron ilusiones, dos miradas y una sonrisa bastaron para que la pata de Krapek se sanara. El centauro sorprendido, miró a Gabriel y le dijo: Una sonrisa es mágica, quizás nunca nadie supo dármela…

- El silencio no reparó en intervenir nuevamente y en un dialogo sin letras las palabras ausentes vieron crecer un sentimiento interrumpido por la criatura…
- Recolectemos unas frutas frescas y suban sobre mi -dijo Krapek- los llevaré por un atajo cercano al lugar donde habita el Gitano del Norte.
- Los niños fueron por unas frutas y rápidamente montaron sobre el centauro, éste disparó una de sus flechas y de ese modo se abrió un sendero por el que cabalgaron durante varios tic tac hasta llegar a un gran abismo, en cuyo extremo opuesto, se avistaba una enorme puerta. El centauro se detuvo, tomó su flecha, que se encontraba incrustada en un madero seco y les dijo a los niños:
-Hemos llegado al inicio del sendero que conduce a la Tierra de lo oculto, debo seguir mi camino y ustedes han de seguir el vuestro. -señalándole la puerta hacia el otro extremo del abismo.
-Los acompañaría, pero en la Tierra de lo Oculto, donde nada crece perfecto, mis flechas no tienen destino…

- Gabriel miró al centauro y estrechándole su mano le dio las gracias. En el silencio de un segundo quieto, el tiempo galopó enmudecido hasta ser interrumpido por un relinchido de Krapek, quien se dirigió al niño diciéndole:

- Gabriel, en retribución por lo que has hecho, quiero darte dos cosas: toma esta flecha, es mágica, dispárala cuando tengas claro el objetivo que desees hacer realidad y toma esto: es mi corno; cuando lo escuche sabré qué me necesitas, de ese modo iré en tu ayuda, es todo lo que tengo, pero ahora es tuyo, porque tú, me has enseñado que la bondad de una sonrisa también encierra algo mágico…

- Te extrañaré amigo mío. -dijo Gabriel, mientras las miradas de ambos se nublaban en un abrazo. - Dicho eso el centauro disparó nuevamente su flecha y desapareció por un sendero, que esta iba dejando a su paso…

Texto agregado el 19-05-2014, y leído por 193 visitantes. (0 votos)


Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]