( Dedicado a mis nietos ) 
 
En aquella Solana oculta tras umbrosa arboleda 
más allá de mis pasos, más allá de mi ensueño 
más allá del manantial, la ausencia y la distancia    
un recuerdo de amor permanecerá en mis sueños,  
como el azul que pinta el cielo y verde la pradera. 
 
Las sombras de la noche, serenan mi anhelo 
mi alma reposa, rechaza el dolor, 
insensato el ocaso del día, la nieve de mi cuna  
en donde el viento del olvido silenció su voz. 
 
Aquella Solana oculta en donde siempre brilla el sol 
un sol grande y amarillo, así siempre lo pinté. 
 
Ya las puertas sin cerrojo, los portones sin candado 
se han abierto las antiguas rejas de goznes oxidados  
girasoles hacia el sol en el rumbo del azar 
la tristeza no es mi sombra, suave brisa me acaricia. 
 
Soy enredadera aferrada a su muro 
que espera el sol de la mañana, soberbia de su ramaje, 
el muro que detuvo el por qué de su existencia 
unió los silencios más allá del destino.  
 
Aquella Solana oculta dorada de sol,  
más allá de las rejas, portones y un girasol. 
 
En el frescor del rocío en la hierba 
hojas de otoño bordean mi calzada, 
avanzo ligera, invento las horas 
cautivo la magia, la esencia del tiempo  
el vuelo del cóndor, la umbrosa arboleda. 
  |