Se llamaba rosa... era única en el jardín de mi alma, florecía cada mañana al despertar el alba... su sonrisa era ancha, por sus poros emanaba juventud y clamaba poesía. Danzaba hasta abrazar la noche junto a las estrellas. El alba que ni bien le sonreía, besó sus labios y le dio su nombre: -Te llamarás rosa del alba. Tendrás tu propio jardín y engendrará tu vientre poesía... serás mujer, hija y esposa y en el camino te crecerán espinas y brotarán sonrisas....
Serás la rosa mas hermosa del jardín... hasta que el trinar de un ave cante tu nombre te llevaré conmigo a mis propios jardines.
Sonrisas brotaron de sus labios, también le crecieron espinas sobre el camino, el rocio de la mañana liberó sus lágrimas sobre los ríos.
Aunque por siempre, seguió siendo por siempre la Rosa del Alba...

Quizás ahora después de ver como las horas vuelan tan lejos... como si fueran fantasmas de un ocaso, ahora en pleno invierno, en la cerca que divide nuestros tiempos, ahora que mis labios quisieran beber de tus secretos... de cosas que no dijimos... tal vez de cosas que no hicimos, después de oír cantar a un ave tu nombre, quizás un beso, quizás pocas palabras bastan... mamá siempre te he amado...