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Inicio / Cuenteros Locales / Keiji / 756) ¿Qué puedo regalarte ahora?

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Después de mucho tiempo (años ya, creo) de una respuesta nula a tus mensajes, considero que lo mejor es aclarar las cosas. Se dice que al buen entendedor pocas palabras, pero parece que nunca has entendido mis sutilezas, ¿cierto?
Creo que cada uno está en el propio (y muy merecido por cierto) derecho de hacer de su vida cuanto venga en gana. Y es lo que he tratado de permitir, y hacer. No pretendo parecer juez ni verdugo, pero tú hiciste de tu vida lo que has querido, y nunca te reclamé ni pretendo hacerlo ahora, más nada al respecto, porque es una ley natural que la vida, sigue.

Esa misma vida que nos hizo un buen día coincidir, ha mantenidos separados nuestros caminos. Supongo por algo será. Me he ido lejos de todo lo conocido en más de una ocasión, y tal luce el caso de ser el mío una constante, no me he decidido a echar raíces aún.
No se que regalarte, salvó la distancia que desde hace mucho ya, nos separa en sitios diferentes. No tengo rencor alguno, sino buenos recuerdos que prefiero atesorar como tales, de una efímera y linda pero breve relación de antaño. Me gustaría mantenerlos así. Porque no pretendo escarbar en el pasado para encontrar datos añejos, decisiones lejanas y dolores marchitos. Hiciste tu vida, y sigo intentando hacer la mía, sigo avanzando lejos de toda conformación o certeza absoluta, y a la espera de anidar en otros brazos que ya no me pertenecen. El éxito o fracaso de nuestras campañas, andanzas y travesías, son resultado de nuestras decisiones más fundamentales, no afrentas que a alguien más competan ni merezcan ser contagiadas...

Espero entiendas la razón de mis motivos más engarzados, mis atribulados pensamientos más ocultos. Te ofrezco una disculpa por la distancia y el alejamiento, pero creo que donde debió haber punto final, sólo quedaron los puntos suspensivos de lo que pudo haber sido y nunca fue. Te recuerdo con cariño, pero cada carta tuya y cada contacto con mi familia, me resultan incómodos y hasta un tanto perturbadores, ajenos a la realidad que me circunda ahora, donde sigo en el fatuo intento de hacer de mi vida algo más que una veleta... ¿Qué más puedo regalarte sino salvó un par de alas sin cadenas? Te regaló un adiós que sepa a olvido, porque para mi, la vida continúa, aún si no nos enteramos al respecto, y las cosas nunca son como uno espera. Venga una suerte duradera y saludos finales.

Texto agregado el 17-05-2014, y leído por 115 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
17-05-2014 lo de "una veleta" no me gustó. No me gustar andar en enredos. girouette-
 
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