Llamadme Ismael. Hace unos años –no importa cuánto hace exactamente- teniendo poco o ningún dinero en el bolsillo, y nada en particular que me interesara en tierra, pensé en días. Pensé que los días de una persona siempre están contados, pensé en días, como en noches, como en años y vidas, vidas enteras que de un momento para otro dejan de ser vidas, o acaso comienzan a ser otras vidas. Pensé en hombres y mujeres, cuyos días habían llegado a su fin, y pensé especialmente en aquellos recordados una vez que sus días hubieran acabado, pensé que siempre a la gente se la recuerda más una vez que ya no están y me pareció lógico. Pensé mucho, pensé en aquellos que decidieron poner un fin a sus días, un fin que no estaba fijado, pero a veces el destino es fácil de evitar, pensé…pensé… hasta que deje de pensar, deje de imaginar y sentir. Lo deje todo y busque la nada.
Llamadme Ismael. Hace unos años –no importa cuanto hace exactamente- deje de contar.