Bajo la misma piel parte 5

Durante todo el camino ella solo se tocaba sus parte intimas me imagino que le dolían. Le dije que la llevaría a un hospital y me respondió que por ningún motivo la llevara a un hospital. Me pareció extraña su actitud por eso la llevé a mi casa. Mi abuela estaba dormida en su mecedora enfrente del televisor, como pude subí a Friné a mi cuarto para llevarla al baño. Me pidió tiempo para que se bañara. Le dejé una toalla y un camisón que pensé que le quedaría corto porque soy algo bajita y ella es muy alta. Pero algo es algo.

Dejó sus tacones en la cama y se metió al baño, toda la casa estaba en silencio y se lograba escuchar como ella lloraba. Me partió el corazón y entré al baño.

-Friné ¿estás bien? – pregunté preocupada.
-¡no me veas! – ella me advirtió.
-perdón, pero te escuche llorar. Pensé que necesitabas algo. Mira si quieres recorre la cortina y me quedó aquí para que te desahogues.
-cariño. Me duele. – dice ella muy afligida.
-¿necesitas algo? – le pregunté, pensando en que tal vez mi presencia era incomoda.
-sí. Llorar. – dijo ella.

Después de llorar algunos minutos la dejé sola y le preparé una merienda. Mi abuela ni por enterada de lo que estaba pasando.
Friné salió del baño con unas gafas enormes que tenía en el abaño y dijo que las había tomado prestadas. Le pregunté el motivo del motivo de las gafas y dijo que tenía unas tremendas ojeras. Entré al baño para abrir la ventana y con mucho trabajo se sentó en el sillón que tengo enfrente de la ventana me parecía que su cabella era una peluca, en verdad es una mujer muy extraña.

Le dije que la dejaría sola para qué pudiera cambiarse y ponerse cómoda. Bajé a la sala y mi abuela seguía dormida preparé un sándwich y un vaso de leche. Cuando subí ella ya no estaba en mi cuarto. Busqué en el baño y nada. Todas mis cosas estaban en su lugar, al parecer ella no había sustraído nada. Se fue sin dar explicación alguna.
Días después la vi de nuevo en el estacionamiento y le pregunté el por qué se su huida.

-¡Friné! – le grité al verla en el estacionamiento
-¡cariño! – dice la linda mujer con una bella sonrisa.
-hola. ¿Cómo sigues? ¿Por qué te fuiste sin decir nada?
-ya estoy mejor, gracias por preguntar. Y me fui porque no quiero provocarte ningún problema, en verdad soy una carga, soy una desconocida para ti.
-¡oh no para nada! Necesitabas la ayuda. Bueno, si me aceptas desayunar en aquel restaurant.
-ok. Solo porque tú me pides. – responde la sexy mujer.
Nos dirigimos al restaurant y ella no fue bien recibida. Los motivos fueron porque su vestimenta no es la correcta. Friné vestía de abajo hacia arriba: zapatillas de color azul eléctrico, medias rotas en color rosa, una falda en color amarillo, un cinturón en color morado, una ombliguera en color verde, y un sweater en color café con una bolsa blanca. Claro y no hablar de los lentes que cubrían toda su cara y una peluca en color castaño. Era obvio que la vieran raro.
-Disculpe pero no la señora no puede pasar. – dice una persona del restaurant.
-señorita por favor – reclamé
-no. Lo siento pero ella no pasa. – dice una persona en recepción.

Continuara…