La verdad es que amamos la vida, no porque estemos acostumbrados a ella, sino porque estamos acostumbrados al amor
Friedrich Nietzsche
Desde las primeras comunidades sedentarias que subsistían por medio de cultivos y ganadería primitiva, se celebra la fecundidad. La reproducción y proliferación de los medios de subsistencia, antes recolectados o cazados, ahora cultivados o domesticados; son celebrados con especial énfasis. Un nacimiento deja de ser un fenómeno mágico y se vuelve un suceso productivo.
Vienen luego celebraciones que relacionan el placer de vivir subsistiendo de la naturaleza ‘inteligentemente’ aprovechada. El vino es uno de los más antiguos beneficios que se celebran. Así nos encontramos con la más esencial relación con el amor. Acaso la única y valedera: La reproducción.
Actualmente sabemos que un complejo mecanismo de substancias, generan placer y gozo en los actos que involucran la perpetuidad de la especie. La saciedad, la evacuación de excretas, etcétera. La reproducción pertenece a este rango de experiencias. Los vertebrados, considerados organismos evolucionados, son un claro ejemplo.
Presentando un claro dimorfismo, hembras y machos son capaces de manifestaciones que van desde las sutiles y eficaces feromonas, hasta las conductas sexuales expresadas en la época de apareamiento. En la naturaleza todo se encuentra dispuesto con exactitud, de modo que la presentación del calendario reproductivo coincide perfectamente con las condiciones ambientales más propicias para que una vez llevada a término la gestación, los críos encuentren las condiciones ambientales que favorezcan su desarrollo y la especie asegure su persistencia en el ecosistema.
Encontramos así los mecanismos fisiológicos que intervienen en lo que por consenso la humanidad llama enamorarse: La conducta del enamorado obedece invariablemente a los efectos de este afán reproductivo. No necesariamente tiene que ver con patrones estéticos, aunque muchos de ellos se hayan desarrollado en las sociedades en función del carácter reproductivo. Las caderas amplias de la mujer que permitan un parto sin dificultades, los pechos de un volumen determinado que favorezcan la lactancia y aseguren amamantar adecuadamente a los hijos, etcétera.
Pero la fisonomía no es suficiente. El sistema endocrino del humano es muy específico en la liberación de substancias tales como las catecolaminas[1], la serotonina[2] y la feniletilamina (o FEA), la llamada droga del amor. Y aún cuando no existe una investigación etológica seria al respecto[3], posiblemente la coincidencia en personas afines a estas expresiones de su organismo, además de experimentar el amor a primera vista, también coincidan en grupos sanguíneos, factor Rh y otras características de compatibilidad que aseguren una progenie saludable.
El corazón tiene razones que la razón ignora
Blaise Pascal
Sin embargo, el humano de nuestros días no obedece exclusivamente a éste impulso primario de reproducción. El enamorado, que atiende únicamente las órdenes de su fisiología, no está consciente de ningún otro aspecto de sí más que el orgánico. En ocasiones, ni de ése. El amor en las sociedades contemporáneas tiene señales, vehículos, significantes y significados diversos, algunos aparentemente ajenos al reproductivo. Para descubrir estos aspectos, el enamorado tiene los tres meses posteriores a la duración del efecto de la feniletilamina para descubrir si su amor puede “trascender” el mero aspecto fisiológico.
Dicho sea de paso, parece ser que el origen de muchas de estas expresiones “trascendentales” a lo absolutamente fisiológico en materia de amor; sea la recurrente afición del ser humano por justificarse o encontrarle una explicación a su comportamiento.[4] Entonces todas las manifestaciones amorosas que posteriormente se citarán, muy probablemente se generen por el vínculo que representen para cada individuo con la prevalencia de su esencia personal en el mundo y la relación de este suceso con la noción de reproducción o preservación de la especie, incluidas las más mínimas expresiones genéticas que aún no se terminan de investigar[5].
Mas allá de las apreciaciones que motivan al ser humano de la actualidad asegurar que su especie, sus ideas, sus costumbres, y usualmente su fenotipo prevalezcan en el mundo; incluirse en un grupo social, parece ser el recurso frecuente para este cometido. Y cualquier grupo social tiene estructuras en donde se obedecen los patrones del amor (sea cual sea la definición estandarizada de su propio inconsciente colectivo) como regla implícita, y si socialmente algunas conductas de uno o ambos integrantes de una pareja, familia o subgrupo dentro del núcleo social; no son bien vistos, una relación está condenada a verse como accidental o pasajera; por ejemplo. Esto es el inicio.
En una comunidad actual existen manifestaciones que relacionamos con el amor y no necesariamente implican una pareja, fundamento de la procreación. Aunque sí con la preservación de la especie, y ya más específicamente hablando, del núcleo social. Desde las conductas solidarias entre los miembros de una familia; hasta el patriotismo, dejando de lado las connotaciones políticas o legales; las acciones de vínculos y relaciones interpersonales en los diversos grupos sociales (incluidas, las caritativas, de beneficencia y filantrópicas, pese al negocio que representan) son también, susceptibles de mencionarse como ejemplos de amor.
En muchos de estos casos se descartan las opiniones diferentes y el criterio se unifica en función de la solidaridad con el semejante, ya sea un familiar en desgracia, un vecino encontrado fuera y muy lejos del barrio, o un paisano en el extranjero. Todos estos casos tienen un origen local y una formación o educación básica: El auxilio al semejante o la cooperación con el integrante más próximo al grupo social al que se pertenece. De ahí que cualquier quebrantamiento de las reglas impuestas por la comunidad, se vean regularmente como atentar contra su propio principio de preservación[6].
Pero no siempre sucede de este modo. Las relaciones con personas ajenas al núcleo social de origen, pueden involucrar beneficios comunes para varias entidades. Entra pues, el factor económico, entendiendo esto desde el punto de vista más apegado a la etimología de la palabra y alejándonos aunque no del todo, de los aspectos financieros. Evitar gastos, favorecer el desarrollo social, ampliar horizontes laborales o monetarios, son muchas veces los objetivos de diversos vínculos que se amparan en lo amistoso o lo afectivo[7].
Esto no quiere decir que necesariamente se encuentren coincidencias en el plano ideológico o intelectual, en donde la interacción con semejantes, también se encuentra contemplado como una manifestación de amor[8].
El humano de nuestros días cuenta con clubes, canales de televisión, centros de reuniones, magazines especializados y toda clase de artículos que podrían catalogarse “de consumo”, que son el reflejo de otra manifestación del amor. La afinidad, o la empatía.
Un gusto, el compartir las ideas con un semejante, da origen a las fraternidades y sociedades civiles dentro de un estado o gobierno. La relación de personas con objetivos y gustos afines trascendiendo los patrones sociales familiares clásicos; los políticos constitutivos de su sociedad; los económicos; y por supuesto, el mero afán reproductivo, origina vínculos en donde se forman grupos que encuentran bienestar desempeñándose en colectivo en diversas áreas de la civilización de nuestros días.
El arte en cada una de sus manifestaciones; la ciencia; el deporte; la tecnología; la “contracultura”; las actividades meramente recreativas o de ocio, en donde podemos citar todas las filias y parafilias, éstas entendidas sólo como aficiones alternativas a las convencionalmente establecidas como legales, o socialmente aceptables, presentan redes con una estructura compleja, códigos solidarios y de cooperación hasta en manifestaciones aberrantes y contra natura como la zoofilia o la pederastia; incluso los grupos de apoyo a control de adicciones, las sociedades secretas y los grupos religiosos.
No hay pecado más terrible que no haber sentido amor
Alejandro Lerner
Otro punto más para abundar en las acepciones y situaciones en torno al amor es la religión. Vista desde el plano menos pragmático, y olvidándonos de controversias en torno al sometimiento de las sociedades a través de la fe[9], la religión es una puerta hacia otra manifestación en donde cuerpo, mente y sensaciones van en pos de una depuración humana: La espiritualidad, vislumbrada como otra expresión de amor. En griego, la palabra Ágape[10] designa el amor que se originaba de la búsqueda del hombre con su divinidad[11]
Espiritualmente hablando, la palabra amor, no sólo se emplea como sinónimo de hechos y pensamientos muy diferentes, sino de sentimientos que no obedecen a estímulos del exterior. La espiritualidad, por modo general, tiene que ver con realizar una introspección y manifestar lo más íntimo y esencial del ser[12].
No es propósito de este texto ahondar en los preceptos que las diversas religiones o filosofías de vida confieren como enseñanza del amor en el plano divino, el amor a lo divino, y la consiguiente trascendencia del individuo al plano espiritual; hay que puntualizar que muchas de estas enseñanzas requieren una minuciosa inspección para desentrañar su origen verdadero. Los libros sagrados contienen preceptos que alguna vez fueron válidos desde el plano pragmático o práctico, y a lo largo del tiempo sólo quedaron como tradiciones que aseguren la persistencia del credo mismo. Esto tiene que ver con las expresiones sociales, recordemos que una religión también es una comunidad con lineamientos sociales.
La diferencia estriba en los lineamientos que se confieren para el desarrollo espiritual de la persona, o el acercamiento del individuo a los favores de su deidad. El concepto de amor, y sus expresiones, espiritualmente hablando; son lo que distingue una religión de otra. No obstante las discrepancias, los lineamientos que las distintas filosofías de vida proponen para ponerse en contacto con ese ser tan misterioso y desconocido por feligreses y ministros; esperan que cada uno se comporte apegado y amoroso a lo divino. Lo que muchas veces algunas sectas o religiones no aleccionan, es la tolerancia ante un culto diferente, por el contrario, en ocasiones se convoca a la feligresía al exterminio de credos ajenos.
no existe el amor, sino las pruebas de amor, y la prueba de amor a aquel que amamos es dejarlo vivir libremente
ANÓNIMO
Una vez enumeradas las condiciones, ocasiones, lugares y expresiones relacionadas con el amor, podemos empezar a realizar toda clase de combinaciones caóticas de relaciones interpersonales, que podríamos llamar “de amor”, aunque, en honor a la verdad, sería mejor describirlas como “por amor a…” y agregar el derrotero en el cual se ubiquen.
Se desestima casi siempre algún factor. Lo intelectual, lo sensible, lo sensitivo, lo espiritual, lo económico, lo social, etcétera. De esta manera incurrimos en contradicciones. Porque usualmente hay una falla en la relación. Y se cree ver amor donde no lo hay, o no se percibe completamente la manifestación amorosa en el contexto general de nuestro interlocutor. Así se suscitan ocasiones de amigos que se distancian; parejas que incurren en adulterio; actos de abnegación que aceptan vidas de maltrato; motivadísimos grupos que atentan contra la naturaleza y la dignidad humana; extremistas de alguna religión que ocasionan toda clase de eventos terroristas, guerras separatistas e incluso “santas”.
Cada uno creyendo que obedece a su concepción propia de amor pero sin considerar la expresión en proporción o canal de manifestación del resto de la comunidad, o la contraparte de la pareja. El amor será entonces pretender algo o a alguien. Pero puede ser el brindar generosamente, conocimiento, expresiones físicas, palabras, intenciones; o quizá para otros sea apegarse a algo o a alguien. Luchar encarnizadamente, o asumir con abnegación. Buscar la trascendencia del plano material, o llevar a cabo prácticas sexuales inusuales. Lo que puede parecer un acto amoroso para uno, para otro es el reflejo de un trauma. Un desvío de conducta. Capricho. Cursilería. Exceso. Un acto tibio. Apasionamiento desmedido. Un acto temeroso. Uno temerario. Uno salvaje. Uno falso. Jamás es como esperamos o como queremos que se nos manifieste, del mismo modo nosotros nos manifestamos en lo que entendemos que es amor y defraudamos expectativas.
Convivir en bienestar, llámese pareja, familia, club social, comunidad; parece ser la constante del amor. Mas cómo llegar a ese nivel de interacción en una relación interpersonal, si el humano como individuo confronta sus paradigmas constantemente. Entonces, el amor, visto exclusivamente como una interacción interpersonal con diversos senderos, es conflictivo y contradictorio, cuando teóricamente y consensualmente debiera ser armónico. Que el amor tenga un significado diferente para cada quien puede no ser el impedimento mayor para amar sin contradecirnos. De hecho, reducir el discurso entorno al amor a sus significados o al campo semántico en donde se emplee el término o el concepto “amor” es un recurso fácil, barato e inconsistente, puesto que los conceptos pueden tener su origen en la búsqueda de justificación hacia diversas conductas relacionadas con la reproducción, ya sea en el término fisiológico, o de ideas, pensamientos, o filosofías de vida que involucren el más alto sentido de espiritualidad.
Además el amor, existió mucho antes que cualquier palabra estandarizada de cualquier lengua, lo designara.
Sustancialmente, el problema sea inclinar el fiel de la balanza hacia uno de los dos ingredientes de cualquier expresión de convivencia en bienestar: dar, y recibir.
Recordemos que el acto reproductivo no es dar, ni recibir, sino COMPARTIR.
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vos y yo somos dos seres absolutamente
incomunicados entre si, salvo por los sentidos y la palabra, cosas de las que hay qu desconfiar si uno es serio
JULIOCORTÁZAR
APÉNDICE BREVE QUE INCLUYE DOS VISTAZOS A TEMAS RELATIVOS AL AMOR QUE PUEDEN FOMENTAR CORROS DE DISCUSIÓN INTERESANTES
LOS SENTIDOS: El ser humano, como organismo animal de 46 cromosomas, obedece completamente a los designios de su sistema nervioso autónomo. De ésta manera no se olvida de respirar, comer, beber, defecar, y cuando llega la hora, reproducirse. Todos estos impulsos se ven reforzados por una sutil red de estímulos que se generan en el área frontal del hipotálamo (región del cerebro localizada en su base y con un tamaño determinado no mayor al de un chícharo). En el caso del enamorado, órdenes precisas para liberar sustancias como la adrenalina, la noradrenalina, o la dopamina, conocidas en conjunto como catecolaminas, originan estados de euforia y activan reacciones involuntarias, como la vasodilatación periférica, el aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria, así como ciertos movimientos en el músculo liso que se interpretan como “mariposas en el estómago”; de la misma manera que ante situaciones de alto riesgo, como en los deportes extremos. Posteriormente disminuyen los niveles de serotonina, una sustancia que ayuda al manejo de situaciones estresantes, difíciles y permite el sentido crítico y objetivo de las situaciones (posiblemente por eso no se den cuenta los enamorados de errores y defectos de sus parejas[13]), y en cuya ausencia uno se desinhibe y consigue actuar impulsivamente sin remordimientos; al igual que con el alcohol, que baja los niveles de serotonina, hasta en un 40%. La feniletilamina genera una sensación de regocijo y recompensa. El chocolate, debido a su alcaloide (la teobromina) logra los mismos efectos, posiblemente por eso, los decepcionados del amor, buscan en el chocolate un refugio. Probablemente por eso también muchas encuestas revelan que el amor está relacionado con los sabores dulce y amargo.
LA PALABRA: Estas son las primeras definiciones, las acepciones técnicas y las expresiones más relevantes en la Enciclopedia del idioma de Martín Alonso (Del latín amor –oris) masculino, sustantivo. Siglos XII al XX. Vivo afecto o inclinación hacia una persona o cosa. Con la preposición ‘de’ indicamos el objeto a que se refiere o la persona que lo siente. // 2. Siglos XVI al XX Pasión que atrae un sexo al otro. Por extensión dícese de los animales: Guevara: Reloj de príncipe (1658) Góngora: Obra. // 3. Siglos XVI al XX. Eros, Cupido, el dios mitológico del amor. Usado principalmente en poesía. // 4. Siglos XV al XVII por extensión, persona amada. // Siglos XIV al XX Benevolencia, blandura, suavidad. // 6. Siglos XIII al XVII Voluntad, empeño, deseo. // 7. Siglos XIX y XX Esmero con que el artista trabaja su obra, deleitándose en ella. // 8. Siglos XIII al XV Convenio o ajuste. // 9. Siglo XIII Gracia, favor, inclinación parcial. //10. Voluntad, consentimiento.
BOTÁNICA: * Cadillo (Planta umbelífera) / Andes: Planta anua de hojas color verde oscuro acorazonadas, fruto aovado / Cuba: Arbolito de la familia de las malváceas / Amor de hortelano: Planta rubiácea de fruto globoso, lleno de cerdias ganchosas.
PSICOLOGÍA: * Amor platónico: Relación en la que están ausentes los sentimientos sexuales / Amor de si mismo: Elemento emotivo en la actitud del egoísmo / Amor propio Lleva consigo cierta connotación de estimación propia.
EXPRESIONES: * Al amor del agua: Cuando se va con la corriente / Al amor de la lumbre: Junto al fuego / A su amor: A su gusto, holgadamente / Con mil amores: Con mucho gusto / Dar como por amor de Dios: Dar de gracia lo que es de justicia
…todo es ilusión. soñar es saberlo
FERNANDO PESSOA
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES EN INTERNET PARA CONOCER MÁS PUNTOS DE VISTA EN TORNO AL AMOR Y CÓMO SE ELABORÓ ESTE ENSAYO SIN CAER EN LAS ESPECULACIONES DE PSICÓLOGOS, SOCIÓLOGOS, ANTROPÓLOGOS, HISTORIADORES, MINISTROS RELIGIOSOS Y FILÓSOFOS[14]
Hernández Sampieri, Roberto.
METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN
Mc Graw Hill
México
1991
Alonso, Martín.
ENCICLOPEDIA DEL IDIOMA
Diccionario histórico y moderno de la lengua española (siglos xii al xx) etimológico, tecnológico y regional hispanoamericano. explica el significado y evolución de cada palabra y cada acepción por siglos, con la autoridad de más de 1500 autores medievales, renacentistas, modernos y contemporáneos, la comprobación de sesenta diccionarios preacadémicos, del célebre diccionario de autoridades de 1726, de las dieciocho ediciones del diccionario académico (1780 a 1956) y de más de quinientos diccionarios y glosarios de especialidades
TOMO I (A-CH) p325
Aguilar
España
1982
Ville, Claude A.
BIOLOGÍA
Mc Graw Hill
México
1994
Slater, P. J. B.
INTRODUCCIÓN A LA ETOLOGÍA
CNCA - Crítica
México
1991
Estrada, Alejandro.
COMPORTAMIENTO ANIMAL
SEP - CONACYT - FCE
México
1991
Laguna Mariscal, Gabriel.
CUANDO EL AMOR NOS HACE DIOSES
DICIEMBRE 2003. ACCESO 20 MAY. 2004.
http://www.uco.es/~ca1lamag/Enero2004.htm
Palacios, Magaly
Grupo Reforma http://www.canalred.net/ilusion/sicologia/fisiologiadelamor.asp
Jiménez Silvia
GINECÓLOGA Y ESPECIALISTA EN SALUD FEMENINA.
http://www-ni.laprensa.com.ni/archivo/2002/febrero/26/nosotras/consultorio/
Arbaiza Escalante, Luis
PERUPRENSA
http://peruprensa.org/Ac260805.htm
http://www.psicologosnet.com/fisiologia_del_ amor.htm
http://liberitas.com/el-amor-diseccionado/2/
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[1] Adrenalina, Noradrenalina y Dopamina, responsables en buena medida de las adicciones a las ‘emociones fuertes’, o de las emociones que también se generan en un enamorado (Ville, Mariscal, Palacios) (Revisar Apéndice)[2] Que colabora en el manejo de situaciones estresantes (Ville, Mariscal, Palacios)[3] El autor descarta las investigaciones cuasiexperimentales* o de tendencia* que muchos puedan citar, por carecer de población suficiente para dar un comentario significativo del comportamiento mencionado. (*Clasificación según Hernández Sampieri )
[4] Mera sospecha del autor, que le aplica cierto sentido práctico al proceder humano, históricamente caracterizado por atentar contra la lógica, la naturaleza, y el sentido común, en aras de comodidad, adecuando su medio de la manera menos armónica posible, llamándolo ‘progreso’
[5] No se referirá más que la propuesta de una teoría sobre la existencia del gen egoísta, responsable en todos los seres vivos de buscar su reproducción y crear mecanismos adaptatorios; en parte porque el autor no considera correcto referir un argumento susceptible de ser refutado incluso por su mismo argumentista, y en parte porque pese a que algunos mapas genómicos ya se han revelado en su totalidad, aún no se esclarecen todas las funciones de cada cromosoma, ni de cada alelo siquiera para ninguna especie, de modo que este ‘gen egoísta’ sigue fluctuando entre el indicativo y el subjuntivo de la ciencia moderna
[6] Existen ejemplos numerosos en cada código o constitución política, que pese a no mencionar esta premisa de modo explícito, parece encontrarse en cada uno de los estatutos que conforman leyes, reglamentos, códigos y bandos en los que se sustenta el comportamiento social de cualquier comunidad
[7] Podemos citar a los acuerdos comerciales entre naciones o empresas que, pese a diferir en políticas de trabajo e ideología, encuentran un vínculo que podríamos llamar ‘amistoso’ en dichos acuerdos comerciales. En este hecho podemos encontrar algún paralelismo con los matrimonios por conveniencia.
[8] Este punto casa con la definición de Amor platónico que podemos encontrar en la Enciclopedia del Idioma de Martín Alonso
[9] El autor prefiere referirse en esta ocasión a la religión como instrumento nada más, aunque casi todas las religiones aprovechan sentimientos de insatisfacción con respecto de las expectativas de su feligresía o su potencial feligresía, y aquí podríamos mencionar la necesidad de sentirse cobijado, auxiliado, comprendido, amado quizá. De esta manera, se generaría una discusión sobre dónde se originan las distorsiones con respecto a las imágenes psicológicas y las expresiones sociales del amor, por ejemplo, o de cualquier otra emoción, sensación o idea, con el propósito de ejercer sometimiento sobre una comunidad mal informada o aleccionada convenientemente para beneficio de las cúpulas eclesiásticas.
[10] Según Martín Alonso, aunque el origen es griego, también se usa la palabra para designar al convite de caridad que tenían los antiguos cristianos en sus asambleas, de cualquier manera, está relacionada con el vínculo humano - divinidad
[11] El autor tampoco incurrirá en controversias sobre la validez o invalidez en torno a la creencia persistente del ser humano en un ser superior, y dejará expresada a la divinidad como una referencia antropológica, no obstante reconoce que las teologías modernas son expresiones del amor que algunos feligreses y representantes de las diversas religiones sostienen con respecto al ser en el que creen
[12] ”El humilde conocimiento de ti mismo es un camino más seguro hacia Dios que el camino de la ciencia” Thomas de Kempis (1380 – 1471) Teólogo alemán
[13] ”El amor, como ciego que es, impide a los amantes ver las divertidas tonterías que cometen”. William Shakespeare (1564-1616) Escritor Británico
[14] Al menos así lo cree el autor |