No somos nada, frase popular de algunos borrachos en medio de aguardientes, cuando la motricidad es mínima y los modales son atrevidos. Pero a pesar de esta falta de sentidos, el significado de esta frase es profundamente cierto. Piensa por ejemplo en el mar, el agua, aquel otro elemento que no sale de las obras de grandes poetas así como del tufo de otros borrachos, y es que poetas y borrachos comparten la misma nostalgia, el mismo amor incontrolable y ciego por las cosas. Yo siendo pseudopoeta y pseudo borracha puedo sentir magnetismo puro por las rocas, aquel respeto por la autoridad o por la experiencia de los viejos no se asemeja en nada a la significancia de las rocas. Ellas han estado allí antes del hombre, pacientes y tranquilas se desplazan por el mar, han aguantado desde patadas hasta bombas nucleares, y aún siguen ahí, adaptándose al ambiente, transformándose en suelo fértil, alimentando al mundo, emitiendo energías ancestrales. He tenido la oportunidad de sentir la presencia de los Incas en las rocas del Machupichu, de los Arhuacos en el Tayrona, de los esclavos en la Piedra de la Gallina en Brasil, y todas ellas me hablan, algunas tienen ojos y se comunican, otras tienen marcas y cada una de ellas alberga mas historia que el papel del Amazonas, que la luz de los poetas y mi ilimitada inspiración.