Una prueba concluyente de incomprendida sinceridad
Es la abnegación con que personalmente se sacrifica
Esa mujer llena de grandes ideales llamada Madre
Con ese propósito definido de incalculable fuerza
Pues las palabras y el dinero son cosas fáciles de dar
Pero en la voz, en el traje, en la mirada y en la actitud
Se puede presenciar a la gran mujer sacrificada

Yo creo que entre la gente que invade las calles
Se puede descubrir a la abnegada Madre
Entregada al bendito trabajo de serlo
Que no oculta su aire de dignidad y orgullo
Y no puede ser encubierto ni con el oro, ni la enfermedad
Todo esto evidencia la gran verdad que encierra ser Madre.