Me gusta caminar solo por el silencio
De quien el viento me llama,
Alguien me llama mencionándome sin saberlo
Pero debo seguirlo.
Y así bajo junto al crepúsculo
De un sol que veo,
Y al solo verlo se esconde dándome la espalda
Pues lo he engañado rompiendo
Miles de reglas que ambos conocemos.
De esta forma el cielo se apaga,
Comienzan a prender las llamas del atardecer
Con las cuales llego al pueblo
Donde camino junto a los mismos perros
Del mundo dormido
Donde aparece la misma anciana mirándome
Con ojo de búho cual será mi destino
Donde vuelvo a escuchar el viento.
Le sigo con entusiasmo,
Ya me acerco al lugar de los sueños
Donde las casas se van desvaneciendo
Y el bosque se asoma saludándome,
Donde el ruido se aleja
Para dar comienzo a mi universo,
Donde llego a mi escondite ya conocido
El que siempre había soñado
Como el del club de los poetas muertos,
Me agudizo el alma y entro.
Aparece junto a mí
El reflejo de mí amada como un ángel fugaz,
Me sonríe y me acompaña dándome la mano
Para poder besarla en el fin de mi mundo
En el comienzo de mi paraíso perdido,
En los cristales destruidos.
Ya todo se ha desvanecido
Y las ramas me dan la despedida
Con las cuales me estremezco,
Pues me doy cuenta que nunca hubo viento,
Nunca nadie me llamó del silencio,
Pero encontré a mi amada
Que lleva tiempo sin verme
Y la extraño tanto que es un regalo
Poder sentir su mano.
Todo ha culminado, el sol volvió a verme,
Me devuelvo escondiéndome del diablo,
Vuelven los ruidos en el pueblo,
Pero debo irme,
Alguien me llama del silencio
Y creo que es el viento.
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