LA FLOR DE LOTO
La ciudad de Dvaraka se había despertado con el alba, ese día había un festejo, simbólicamente celebrarían la entrada del Señor Supremo a la ciudad, esa era una costumbre de la cultura védica.
El portal de la ciudad estaba bellamente decorado con símbolos festivos, banderas pintadas con la imagen de Garula, gran servidor del Señor. Las calles y sitios públicos fueron limpiadas y perfumadas con preparados mediante la destilación de flores de rosa y keora, en las puertas de las casas pusieron adornos con flores y frutos.
Ese día la Joven Yosada salió a caminar a un parque rodeado de jardines, muy cerca estaba un estanque de agua que producía muchas flores de loto; repentinamente oyó el llanto de un niño, se apresuró a ver y encontró un frágil cuerpecito cubierto de pétalos de flores de loto, se quedó patidifusa, tomó a la niña entre sus brazos y la arrulló y poniéndola en su regazó tiernamente la acarició; estaba conmovida, había lluvia detrás de sus pestañas. Aquel ambiente fue tornándose perfumado con el aroma de las flores que fueron tomando un color más intenso y la brisa juguetona lo expandía, en ese mismo instante Yosada pensó que el Señor se le había manifestado por medio de ese hallazgo y obsequio divino que él le había dado; miro a la niña con el amor más recóndito de su corazón y le puso el nombre de Loto, para ella, flor de loto simbolizaba los pies del Señor Supremo.
Yosada llevó a Loto a su hogar donde fue recibida como un miembro más de la familia.
Loto fue creciendo y convirtiéndose en una joven con una cultura védica, con una gran fuerza e iluminación espiritual. Sus padres adoptivos le habían enseñado que la fuerza espiritual nunca se pierde y el cuerpo es un regalo a lo que se le llama técnicamente ilusión.
Loto había nacido con un don artístico cantaba con una lindísima voz y pintaba y esculpía como los grandes. Todo esto a una fascinante conversación, una versatilidad para cambiar de tono y de tema, que la hacía siempre refrescante; gozaba de la simpatía de los grandes sabios, y las grandes organizaciones espirituales siempre les eran abiertas.
Dentro de su conocimiento espiritual Loto podía comprender que no tenemos nada con los enseres materiales y de inmediato se liberó de tal apego.
FIN
Cuento por:
Mayte Moreno
12-08-2012
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