PUZZLE
Eran otras épocas, convencer a una mina de ir a un motel no era fácil, menos si el medio de transporte era un colectivo y peor aun si compartíamos el viaje con otra pareja, pero hacia rato que veníamos franeleando, compartiendo tragos y haciéndonos mimos en el reservado del boliche, y ambos estábamos cachondos, el Covas enfilo el micro hacia el El Cielo, así se llamaba el telo, y cada cual a sus asuntos.
Me llamo la atención que durante toda la noche no quisiera que le tocara el pelo, de un color indefinido, algo pajizo, apenas nos desnudamos, veo que se lo saca , era una peluca, debajo, la cabeza casi rapada, no quiero que se arruine dijo, estoy haciendo un tratamiento y pronto me crecerá nuevamente, no termino ahí la cosa , se mojo un dedo y se lo lleva a los ojos y metió algo en una cajita, son lentes de contacto, tengo miedo de perderlos, bueno exclame, espera que me baño y estoy contigo , apúrate, dijo ella , la ducha fue muy breve, me metí entre las sabanas y empezamos con los juegos preliminares, muchas caricias y pocos besos, esquivaba la boca, logre meterle la lengua y siento que se me engancha en algo, tengo una prótesis, si queres me la saco, dale dije y en una rápida maniobra la hizo y desaparecer, mi entusiasmo inicial había declinado, lo mismo le pasaba al amigo , pero a los dieciocho años no había nada que pudiera frenarlo por mucho tiempo, con un poco de empeño cumplimos una faena bastante aceptable, no sin antes tener que sortear algunos obstáculos mas. Dormitamos un rato y llaman a la puerta era mi socio, que decía, nos vamos termino el turno.
Primero dejamos a su compañera frente a su casa y luego a la mía, que vivía a pocas cuadras, subí y me senté a su lado que tal la mina, como te fue, pregunto el Vasco, bien le digo, una cosa es verla vestida y otra , desnuda, en la cama se transforma, es otra mujer, le respondí sin mas detalles.
Agustin Secreto
Drechos reservados
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