Esta es la historia de un herrero, pero no es un herrero común y corriente.

Sé que en este momento se pueden preguntar ¿qué es lo que tiene de especial un herrero? Pues como dije al principio, no es un herrero del montón. Él es el encargado de forjar las llaves que abren las puertas de nuestros recuerdos ¿no lo sabían? Es normal, después de todo y a pesar de que siempre estamos recordando miles de cosas no sabemos por qué ciertos recuerdos vienen a nosotros de sorpresa, pero todo es por algo.

Este herrero es un hombre de cabello canoso, manos callosas debido a su arduo trabajo, pero los años le han traído sabiduría y como el viejo perfeccionista que es le dedica la mayoría de las horas del día a su trabajo, claro, es un hombre sumamente ocupado pero siempre se hace el tiempo de abrir alguna puerta en particular. Tal vez mientras nos encontramos de camino al trabajo y llega un recuerdo fugaz de la niñez, quizá mientras caminamos por la calle y algún aroma particular nos trae un sentimiento nostálgico es que una de estas puertas se entreabrió y si lo hizo por algo ha de ser.

Pero tampoco deben culparle por aquellos momentos en los que recordamos algo que nos hizo feliz y ahora nos entristece, es importante recordar las cosas con cariño. Si no hicieron felices en algún momento es importante quedarnos con ello y valorar el trabajo de este hombre que se encarga de cuidar de nuestros recuerdos para que no se malogren con el paso del tiempo.