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Inicio / Cuenteros Locales / alexis1718 / El rostro sin cuerpo

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Cuando despertó de noche sentía su frente bañada en sudor, también sentía sus labios congelados, la ventana estaba abierta y la temperatura debía rondar los cuatro o cinco grados, por ese motivo fue que Nadia se levanto de su cama, sintió un escalofrió que le recorrió todo su cuerpo cuando su pie descalzo hizo contacto con la fría baldosa que formaba el suelo de su dormitorio, cerro la ventana y volvió a acostarse,.
Su frazada cubría su rostro por completo, cuando sintió un ligero clic desde dentro ¿Ladrón? No, no podía ser, la ventana que seguramente se había olvidado de cerrar estaba en el piso diez de un gran edificio, nadie podría entrar por allí, además tenía la puerta de su habitación cerrada con llave y tampoco tenia gatos o perros. Volvió a sentirlo, un ligero clic, apenas perceptible pero lo suficiente para despertar el pánico, alguien se encontraba allí, estaba segura y debía afrontar la situación, armándose de valor saco su mano derecha hacia donde se encontraba su mesa de luz con una lámpara, tanteo buscando el interruptor y cuando finalmente lo alcanzo encendió la luz, lentamente dejo su cara al descubierto y suspiro aliviada, allí no había nadie, debía ser simplemente su imaginación.
Entonces ¿Por qué le aterraba tanto la idea de apagar la lámpara? Se maldijo por no tener televisión en su cuarto, hacía poco se le había quemado y aun no había tenido tiempo de comprarse otra, aun no había tenido tiempo de nada, estaba trabajando en un caso importante, Nadia era abogada y dedicaba su vida entera a esa actividad, no tenia casi amigos, pareja y una mala relación con sus padres que desde hacia años ni hacia mas que empeorar.
Agarro su celular, eran las 03:02 de la mañana, aun faltaba mucho para ir a trabajar, suspiro molesta consigo misma ¿Acaso era una niña chica? Se estaba asustando de nada, había tenido una pesadilla aunque no recordaba bien cual y se había despertado agitada, eso era todo, podía volver a dormir, no había nadie ni nada allí, se rió de si misma y apago la luz, entonces grito, Nadia grito.
Era una cara, no un cuerpo, un rostro, el rostro de una mujer anciana que la miraba desde la oscuridad de su habitación, pero no estaba a oscuras como el resto del cuarto, era como si una linterna le iluminara el rostro desde abajo, pero no veía otras extensiones, ni siquiera un cuello, Nadia estiro la mano hacia la lámpara y encendió la luz, las lagrimas comenzaron a surgir de sus ojos. Extrajo el inhalador de uno de los cajones y lo acerco a su boca pero lo sintió demasiado liviano, lo agito tres veces, estaba vació.
Se levanto de la cama intentando respirar lentamente “calma, calma” se decía a si misma, solo estaba alterada, miro el celular, las 03:05 “Mierda, el tiempo transcurre lento cuando se quiere que pase rápido” pensó en llamar a su jefe Richard Dortt, el no se enojaría con ella, el la tranquilizaría diciéndole que le contara sus problemas y seguramente a la mañana siguiente la recibiría con un café y dos bizcochos en su oficina, estuvo cerca de llamarlo pero se arrepintió, dejo el celular en la mesa de luz, se acostó y apago la lámpara, pero antes de ver hacia donde había visto el rostro de la anciana se cubrió el suyo con la frazadas y se puso boca abajo, así intento dormir, segundos, minutos, horas, días, no supo bien cuanto tiempo paso así, la oscuridad se apodero de ella.
Luego de rendirse y no poder dormirse se dijo que debía juntar coraje y ver lo que ocurriría, se destapo y se sentó en la cama, no había nada allí.
Suspiro aliviada y estiro su brazo para sujetar el celular, pero a pesar de tantear la mesa de luz no lo localizo, encendió la lámpara, su celular se había caído a los pies de la cama, Nadia estiro su brazo para alcanzarlo, cuando lo rozo y estuvo a unos pocos milímetros de el sintió que una mano sobresalía de debajo de la cama y la apretaba la muñeca.
Nadia grito, grito con todas las fuerzas que tenia, sus cuerdas vocales se esforzaron al máximo, el brazo se sumergió nuevamente debajo de la cama en ese momento y Nadia alcanzo el celular, observo la hora, 03:49 su respiración se había agitado aun mas y sentía el deseo de salir corriendo, era la mejor solución, busco en los cajones de la mesa de luz ¡La llave no estaba allí! Comenzó a golpear la puerta de su cuarto una y otra vez de forma desesperada. La lámpara se apago en ese momento y el rostro volvía a estar allí, mirándola, sintió una voz a lo lejos del otro lado, no importaba, no tenia mas tiempo.
Nadia corrió hacia la mesa de luz y sujeto el celular, iba a marcar al 911, se preparo para discar cuando apareció un cartel que decía “Batería agotada” y el celular se apago.
Entonces hizo lo ultimo que se le ocurrió hacer, cerro ambos ojos mientras observaba como el rostro la miraba, comenzó a rezar: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; No nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Nadia no se animaba a abrir los ojos, pero sabia que no podía permanecer allí con los ojos cerrados todo el tiempo, a pesar de que era lo que deseaba reunió todas sus fuerzas y los abrió, el rostro seguía allí observándola, riéndose de ella, diciéndole te llevare conmigo al infierno y jugaremos juntas en las llamas de la muerte mientras sufres y sufres durante toda la eternidad, Nadia no lo permitiría, no permitirá que aquel ser sobrenatural se la llevara con ella, motivo por el cual se acerco a la ventana, la abrió y salto por ella hacia el vació.

Un hombre con traje pasaba caminando por esa esquina, eran las seis de la mañana, casi todos en la ciudad dormían y casi todos los locales estaban cerrados, salvo un pequeño puestos de diarios en la calle, el hombre se encontraba de pie, con una larga campera de cuero observando el edifico de enfrente, varios policías se encontraban allí.
- Quiero un ejemplar de El país por favor – dijo el hombre - ¿Qué ocurrió aquí?
El diariero le dio el diario y guardo la plata en el bolsillo.
- Una pobre chica, se llamaba Nadia, sufría fuertes alucinaciones, creo que era Esquizofrenica en la etapa mas avanzada de la enfermedad, los padres vivían en el apartamento de al lado de ese edificio, la enviaron allí para deshacerse un poco de ella, estaban pensando en internarla en un psiquiátrico si no mejoraba, hacia poco había muerto su abuela era quien cuidaba de ella, no pudo superarlo. era una buena chica apenas tenia quince años, la escucharon gritar y le pidieron que les dejara abrir, pero cuando llegaron había saltado.
- Vaya tragedia - dijo el hombre de traje y continúo su camino.
- Vaya que si – dijo el vendedor de diarios mientras continuaba viendo la escena.

Texto agregado el 02-05-2014, y leído por 90 visitantes. (0 votos)


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