qué debo hacer?... seguirte?... y si acaso no eres real?... anhelo besar tus labios o tus pies... mirar tus ojos... escuchar tu voz cerca a mis oídos... sin embargo, no estás más cerca que las estrellas... y si no existes?... y si eres más que un anhelo eterno?... vivo este momento lleno de deseos y coplas y palabras y temas que no gusto escuchar, pero, aquí estoy, sentado frente a un muerto... un cuerpo ya mayor... es mi padre de noventa y cuatro años... tirado en el piso... orinado por sí mismo... y con los brazos extendidos como si quisiera nadar sobre sus eses y orín... ante el asco y el amor, uno suele perdonarse todo... recuerda el futuro que toca las puertas del mañana y siente que todo pasa... que un día estará así, como mi padre... he decido no moverme... he cogido mucha agua y lo he regado sobre el cuerpo inerte... apesta y su cuerpo está torpe y duro... sus ojos abiertos están sin brillo... su boca está negra y sus manos extendidas como si quisiera cogerse de la vida... pienso en muchas cosas... miro el teléfono... es simple... cojo el borrador de la imaginación y dejo a mi padre en un saco de recuerdos... allí está el espacio de la cocina y no hay más que silencio... camino descalzo y llego a la refrigeradora... me todo el sexo y me provoca una mujer hermosa, joven y tierna... pero, estoy solo y soy feo y viejo y sin nada en los bolsillos... sonrío y sé que estoy lejos de todo... miro mis libros y mi cama... miro mis manos... miro y en un momento cierro los ojos y siento algo sabroso y humilde... sube a través de mi alma y la hace feliz... los observo y los siento... trato de unirme a ellos, pero no soy hermoso ni nada... abro los ojos y veo una nube dorada paseándose por mi cuarto... la veo deshacerse hasta ver toda la oscuridad de la noche... y siento que por los poros de mi cuerpo fluyen ríos de paz... y no cesan de fluir... sonrío pues tengo algo que escribir, contar y sentir el resto de mi vida...