Callaron los cristales
su visitante titubeo
de ventosa tristeza.
Como pintada a mano,
la tarde, resignó su piel
cual suspiro perdido
en la tinta narcisista
de la princesa nocturna.
Al otro lado del sur,
entre líneas invisibles
de tormentas vacías,
el enigma de tus ojos
tiñe de besos azules
la cadencia menguante
con que voy buscando
el no encontrable olvido.
Texto agregado el 28-04-2014, y leído por 299
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Lectores Opinan
29-04-2014
Qué belleza de poema, es un placer leerte.
Un abrazo. gsap