METAMORFOSIS DE UNA FOBIA
Está claro que ser valiente no es ausencia de miedo, sino superarlo. Bueno no sé si está claro, digamos que es mi opinión. Cuando el miedo te supera entrás en pánico, y a veces este nos hace a tener reacciones más peligrosas que aquellas a las que tememos. En lo que estoy seguro que coincidimos es que no todos tenemos miedo a lo mismo. Recuerdo una película de Robert Wise, 1963, “The Hausting” que trata sobre un experimento en el cual se buscaba el disparador del miedo que haría que el sujeto traicionara al ser más amado para evadirse de él. No te la cuento porque del 63 a la fecha pasaron cincuenta y un años, pero creo que es para verla. Tampoco voy a seguir elucubrando sobre el tema porque no tengo los conocimientos para desarrollarlo.
Así que callate Neco y dedícate a lo tuyo…Bueno, es una forma de decir, porque francamente, no creo que a nadie le interese que hable de serigrafía. Lo mío, en este caso, es contarte una historia
que tenga relación con una de las manifestaciones más curiosas del miedo, la fobia.
Desde muy pequeño, Rodrigo Malatesta, mostró características en su personalidad que se irían consolidando con el tiempo. Esto es a partir de una valoración retrospectiva, porque en realidad en su momento, a nadie le llamó la atención que llorara cuando veía algo marroncito cerca suyo, y se manifestara tan feliz cuando le daban banana pisada. Pero bueno así son las cosas, cuando algo se materializa, todos comienzan a recordar y atar cabos de los primeros síntomas y por eso lo traigo a colación. De su infancia hay un sinnúmero de manifestaciones que marcaban una patología fóbica. Más por su afinidad que por su rechazo… Todos los amiguitos de Rodrigo eran chicos de clase media, de tez blanca, pulcros , que no decían malas palabras , obedientes con sus padres , maestros y los preceptos cristianos. Por otro lado sentía y manifestaba aversión por todo lo que oliera a pobreza e incultura
.- Es que Rodriguito es un chico tan sensible…Decían de él sus familiares, que veían como se brotaba ante la presencia cercana de algo indeseable.
.- Pero, si no te va hacer nada…Lo calmaban, cuando manifestaba su temor.
El padre de Rodrigo era albañil, oficio que había heredado de su padre, inmigrante calabrés, de quien había heredado también su piel cetrina y la discriminación de los piamonteses del pueblo, que lo señalaban como de la baja Italia a pesare de que pertenecía a la misma clase social
Fue en los últimos años de la primaria en que comenzó a sufrirla. Ya no tenía los amigos que quería tener. Sin un circulo de pertenencia, mientras los del otro lado de la vía jugaban un picado con pelota de trapo y los otros en el club con una Superball número cinco, Rodrigo, se subía a lo más alto de un árbol, único lugar donde se sentía seguro.
José Malatesta, su padre sabía que la única posibilidad de ascender en esa pirámide social, era teniendo algo que ni él ni su padre habían tenido, estudio. Con la hija no era necesario, era lo sufientemente bonita como para casarse con el hijo de un estanciero.
Dado que en el pueblo no había colegio secundario, lo internó en un colegio de curas de Buenos Aires. Allí fue donde el muchacho supo que su fobia no se debía solo que eran negros, feos, pobres, mal olientes , si no que aparte eran vagos, borrachos, ignorantes, delincuentes, que querían tener los mismos derechos, ir a los mismos lugares, vestirse, comer y vivir como uno, por culpa de un tirano y una yegua que los protegían. Así fue que asumió que su fobia no era solo psicologica , si no que tenía muchos componentes sociológicos. Su padre se convirtió en arquitecto y él eligió esa carrera. Compartió sus reuniones, sus iglesias, ideología, partidos políticos y se sintió uno de ellos. Poco a poco le fueron creciendo pelos, y poco a poco, se convirtió en gorila.
Neco perata
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