Bebí de los placeres siderales
Que tus labios recorrían,
Perdí la noción de distancia
Que entre clases suponía.
Arrullado como un niño
Entre sueños de algodón,
En tu cuerpo yo dormía
A la espera de un nuevo sol.
Mas poco duraría
Aquella promesa eterna,
Pues la mañana nacía
Y la infinitud palidecía.
Texto agregado el 25-04-2014, y leído por 192
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