Vi el humo ascendiendo en volutas grises, asesinas implacables.
Quise evitarlo, buscando desesperadamente un lugar adonde aún no hubiese llegado.
Vi caer a mi compañero, asfixiado, lo supe muerto en ese mismo momento. Seguí buscando desesperado una forma de huir.
Por fin encontré una salida. Tomé una gran bocanada de aire fresco y sentí como me volvían las fuerzas perdidas.
Debo aprender a ser más silencioso, apenas escuchan el zumbido encienden esos condenados espirales…
Texto agregado el 25-04-2014, y leído por 274
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