BARRABASADA
El sol teñía de rojo la mañana. A empujones, el recluta, de mala manera conducía a la fuerza con un brazos retorcido sobre su espalda al prisionero. Al entrar al destacamento hizo el saludo de rigor al comandante en jefe, quien se encontraba sentado cómodamente en su escritorio.
-Atención mi coronel! – Gritó levantando su mano derecha, chocando al mismo tiempo los talones de sus botas relucientes.
El coronel sin levantar la cabeza, automáticamente hizo un movimiento con una de su mano respondiendo el saludo. El policía de inmediato presentó al prisionero a su superior.
-Comandante, éste hombre lo hice preso por estar orinándose en la plaza pública. Sin el menor remordimiento, a plena luz del día, sacó su pene y orinó en toda dirección frente de la gente, incluyendo niñas, quienes lo observaban escandalizadas. Para el colmo, cuando llamé su atención, se reveló, teniendo que usar la fuerza para doblegarlo. Aquí lo tienes comandante ¡Es todo suyo!
El oficial, hurgando entre los pelos de su copioso bigote miró fijamente al susodicho. Se levantó muy calmado del asiento donde se encontraba estacionado. Extrajo de una de las gavetas del escritorio una enorme macana de goma, la flexionó con su mano derecha caminando lentamente hasta detenerse delante del prisionero.
El hombre con ojos asustados, contemplando al oficial, siseó.
-¡Ofici…!
-¡Cállese! –El policía lo detuvo en seco – ¡No puedes hablar! ¡Todavía el jefe no se lo ha ordenado!
El hombre asustado, temblando de miedo, se llevó las dos manos a la boca comiéndose las uñas.
El coronel contoneando sus nalgas como un pavo real, hizo oscilar la macana que sostenía en la mano. Giraba alrededor del detenido, mientras lo observaba de soslayo. Cuando estuvo frente de él, preguntó con voz atiplada, haciendo alarde de su escasa preparación académica.
-¿Sabes quién fue Rafael LeonidasTrujillo Molina?
-¡No! ¡No sé quien fue Rafael LeonidasTrujillo Molina! - Chilló el hombre conturbado al no saber la respuesta.
-¡Deberías saberlo! - Gritó el oficial, dando a continuación respuesta a su pregunta –Trujillo fue un general cinco estrellas que gobernó la República Dominicana a sus antojos durante treinta años – Hizo silencio, luego alzando la voz volvió a preguntar.
- Entonces ¿Sabes quién fue Adolf Hitler!
-No ¡No sé quien fue Adolf Hitler! –Contestó el prisionero de manera sumisa.
El coronel con aire de sabiondo, haciendo alarde del conocimiento de su pregunta, gritó.
-¡Deberías saberlo! Hitler, denominado el fuhrer, gobernó La Alemania Nazi….
- ¡Sabes quién fue Leonardo Da Vinci! – Gritó malhumorado nuevamente el oficial.
-No – Respondió tímidamente el detenido.
- ¡Carajo! ¡Deberías saberlo! Leonardo Da Vinci fue un gran pintor Florentino. Pintó La Gioconda, también llamada La Mona Lisa.
Hostigado el prisionero por las preguntas, levantó su mano derecha para detener al oficial en su perorata, luego preguntó de forma sarcástica.
-¡Coronel! ¡Coronel! ¿Usted sabes quién es Omobono?
El oficial ofendido en su fuero interno por la pregunta capciosa del detenido, muy molesto respondió.
-¡Ni lo conozco ni me interesa!
El prisionero con humildad le reveló.
-¡Deberías conocerlo oficial! ¡Omobono es el que se acuesta con su mujer cuando prestas servicio!
JOSE NICANOR DE LA ROSA.
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