Queja de usuario
¿Qué? ¿Estas sorda? ¡maldita zorra! ¿no escuchas lo que te estoy diciendo?
Te digo que no me llegaron las malditas estampillas.
Ahora que voy a comer ¿ehh?
¿Cómo crees que le voy a hacer?
Vociferando al teléfono con los ojos inyectados en sangre Esteban López gritaba a la trabajadora social, por la bocina se escuchaba un tranquilo hablar cadencioso con un ligero acento sureño
- Mire señor yo no le podre resolver lo que me está solicitando ya que el sistema me indica que su número de dependientes cambio.-
-Que sistema ni que nada son ustedes unos malditos ineficientes que no sirve más que para dar problemas-
La voz de la mujer sonó nerviosa.
-Ute’ tranquilo seño’ poque’ si ute se ‘esalta’ eso le pue’ provoca’ poblemas’ de salu’-
-Y como fregados me pides que me tranquilice si precisamente por mi salud estoy viendo, negra del demonio. –
Esta última aseveración Esteban la dijo porque imaginaba que la trabajadora social debía ser una persona de las que recientemente fueron empleadas por el apoyo federal hacia los pobladores de aquella región de nueva Orleans. Después de la inundación por el huracán Katrina todo se volvió irreal en esta región.
- Necesito que me comuniques con tu maldito supervisor no puedo ni quiero seguir hablando contigo.-
-Usse neecita calmalse ‘ po’ que lue’ le pue vení un mal.- sonó más nerviosa la voz femenina
-Que mal ni que ocho cuartos!! . Me haces perder el tiempo infeliz desgraciada gorda - porque esteban asumía que su interlocutora era una afroamericana pasada de peso-
-Mire seno -le dijo la señorita con voz más mesurada - aquí tengo su fotografía de su expediente, y adjunto un gabán que dejó olvidado la última vez que vino a firmar. En su expediente dice que ya no son dependientes su hijos por esa razón le fue reducida la ayuda.-
-Ustedes que saben si mis hijos son dependientes o independientes yo cuento con esa ayuda para sobrevivir y he pagado mis malditos impuestos me lleva - cada vez más agitado Esteban sintió un calor que recorría su cuerpo.-
-Po’ ultima ve’ zeño’. Le voa pedi que se calme y no ste inzultando’-
-Pues yo te voy a pedir maldita zorra que te metas el brazo ¡por el trasero!-
Esteban tenía las venas de sus sienes hinchadas cuando sintió como un pequeño piquete en su brazo derecho.
- Maldita sea - pensó- me está dando un desgraciado infarto. ¡No! no es un infarto - le dijo su mente racional - Ese dolor se dice que es del brazo izquierdo.
-Mira zorrita comunícame con tu maldito supervisor o te juro que te retorceré el cuello si me haces ir allá.-
-Uzste no se quiere calma seno’ y su salud pue empeora’-
Esteban sintió un segundo dolor agudo ahora en su brazo izquierdo
-¡!Ahhgg!! este si es un infarto -se dijo mentalmente-.
Resoplando agarro fuerza para decir
-Negra del demonio te hare pagar por no atenderme, zorrita-
-Uzste me vuelve a deci zorrita y el que lo va a paga mal ez uzste’ -
-¡Zorrita! ¡zorrita! ¡zorrita! y ¡mil veces zorra! -gritó Esteban por la bocina del teléfono. Al terminar de hablar era tal su agitación que tuvo que doblarse en el piso por los terribles dolores que sentía en sus brazos y ahora también en las piernas; retorciéndose en el piso alcanzó a escuchar.
-Discúlpese seño discúlpese conmigo po que yo no he sido grosera con uzste’-
-¡Nunca! ¡!Nunca! maldita negra zorra.-
Esbozaba una mueca que intentaba ser sonrisa cuando sintió un aguijonazo en su cabeza y luego un desgarrador dolor en el pecho hizo que exhalara su último suspiro; quedo con la boca abierta y los ojos fijos en el teléfono.
Del otro lado de la línea.
Una señorita mulata alta delgada y con una belleza cautivadoramente tribal, terminaba de rezar una oración aprendida de su abuela mientras dejaba el pequeño e improvisado muñeco vudú con la fotografía de Esteban y un trozo de su gabán lleno de alfileres en los brazos cabeza y pecho.
Texto agregado el 23-04-2014, y leído por 168
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Lectores Opinan
23-04-2014
Muy bueno. La zorra y su final. elpinero
23-04-2014
Uzsté se lo bucó.No volveré a pelear con la administradora de mi pensión.Excelente tu cuento.UN ABRAZO. GAFER