cuando el santo de asís agonizaba
abrió los brazos y cantó
¡bienvenida hermana muerte!...
cientos de aves se posaron sobre el techo de su choza
y no dejaron de cantar hasta que el silencio se hizo uno
con todas nuestros vivos y muertos...
una llamada del otro lado del cielo
acabo de regar mis alas
por la sendas de una oscuridad brillante
me uno con todos ustedes
pues
en cada aliento está y estaré...
eternidad es mi esencia
mis carnes y aquellas hojas de otoño
son semillas para este mundo de real entrega
entiendan este canto
es de amor
por todo
pues
no hay vivos y muertos
tan solo una verdad
una sola
¡eternidad es mi verdad!
Texto agregado el 22-04-2014, y leído por 173
visitantes. (2 votos)
SAN FRANCISCO DE ASÍS,es uno de mis santos preferidos por su sencillez y humildad.Por éso admiro tanto al Papa actual.Muy bello tu poema.UN ABRAZO. GAFER