LICENCIA
La inoportuna lluvia me obligo a entrar en aquella larga y estrecha cafetería ubicada en los bajos del edificio de la alcaldía .
Apenas un metro y medio separaba la pared de los asientos que se alineaban a lo largo del prolongado mostrador cosa que dificultaba el recorrido por aquel reducido espacio donde los clientes, en su conversación, gesticulaban moviendo sus manos y brazos amenazando golpear a los que se trasladaban por el estrecho pasillo en busca de un asiento o simplemente para usar el único baño disponible.
Al parecer la lluvia, como a mi, obligando a los transeúntes a buscar refugio seco, mantenía al local lleno a aquella inusual hora de la mañana.
Cuando logre encontrar un espacio donde sentarme escuche la charla de mis vecinos, dos viejitos insignificantes . Uno de sombrero y bigotito muy bien arreglado, teñido de un color negro, demasiado oscuro que contrastaba con el incipiente blanco de sus raíces . El otro, quizás uno o dos años mas joven, de ojitos pequeños y nublados, de inquieto mirar y rápidos gestos que, disfrutando de un buen café caliente, disertaban sobre la tenencia de las diferentes licencias que expedía la alcaldía.
A través de mis muchos años había oído de la existencia de licencias para casi cualquier cosa.
Licencias de pesca, de caza, de construcción , matrimoniales, de conducción, viajar, vender....
– De veras yo no sabia de esa licencia – Le decía uno de mis vecinos al otro. – hasta , incluso yo he oído de la famosa carta blanca, que dicen que en realidad es azul y que da inmunidad al que la tiene para darle un tiro a cualquiera. Eso lo puede hacer y no le pasa nada..
– Y, ¿ No le pasa nada..? – Pregunto el otro intrigado.
– Bueno, no le pasa nada si el tipo justifica que le disparo por necesidad, pero no por capricho o motivos personales...
– Oye, esa licencia si esta cabrona .
– Si , ¡ Pero no se la dan a cualquiera esa se la dan a los servicios secretos o a los escoltas de altos niveles...! Ya te digo yo nunca había oído hablar de esa licencia que tu tienes – Le dijo mientra sorbía del café caliente.
– Pues a mi me la dieron después del juicio... El doctor del hospital testifico y dijo que mis micciones no eran del tipo clasificadas frecuentes si no mas bien urgentes .
– ¿ Tuviste un juicio por eso..?
– Si. – Contesto adoptando una expresión de indiferencia – Yo estaba meando detrás de la pared que separa el parque de la calle cuando el policía me vio y me llevo preso por orinar en lugar publico acusándome de exhibicionista.
En la audiencia, el abogado le dijo al juez que yo solo miraba el curso del chorrito sin mirar para otro lado....
– ¿ Y que tiene que ver eso de mirar el chorrito....?
– A la verdad ¡ No se.! Pero si tu estas mirando alrededor, a la gente o para cualquier otro lado te declaran culpable de enseñar las joyas de la familia impúdicamente
– No, si para como no entender – Dijo el otro viejo mientras hacia una mueca con su arrugada boca.
– ¡ Mira..! – Le decía el viejito del sombrero, mientras le enseñaba un pedazo de papel muy marcado por los dobleces – esta es mi licencia para mear y lo puedo hacer donde y cuando me lleguen las ganas... |