(01) Cuando la vi, algo se me rompió dentro; pudo haber sido la sorpresa, una imagen guardada celosamente o simplemente el tiempo. Miré hacia otro lado como queriendo evitar la imagen, pero en el fondo sabía que no podría hacerlo. Ella estaba muy dentro mío, indisolublemente eterna.
(02) Me acerqué. Recuerdo que, a pesar de mi esfuerzo, al principio no conseguía articular palabra.
Ella me observaba indiferente, como si hubiera olvidado todo.
(03) Busqué sus ojos para establecer un lazo invisible de comunicación, un haz de luz cifrado o apenas una leve sonrisa que me dijese que ella sentía algo similar en aquellos instantes supremos, donde el recuerdo se sublimaba y expandía en el alma.
(04) Su mirada comenzó a huir de la mía, y esa fue la señal que me dijo que mis esperanzas aún tenían asidero.
Me aclaré varias veces la voz antes de pronunciar su nombre: ¿María?
(05) No, no era María... era parecido... empezaba por m... Miriam… ¡Sí!, era Miriam (si es que le había dicho su nombre verdadero).
Miriam hablaba con alguien por teléfono y no parecía percatarse de quién era yo. Claro, sólo me quité la máscara un momento, y quizá nuestras percepciones no eran las más adecuadas aquella madrugada. El caso es que yo no dudé en ningún momento de que ella era la mujer con la que había pasado aquel sábado del mes anterior, aunque estaba algo distinta sin su disfraz de...
(06) …vampiresa.
Interrumpió su charla cuando notó que trataba de hablar con ella, y para mi sorpresa respondió:
-Hola, Luis...
(07) -Hola María… ¡Perdón!, he querido decir Miriam. Son tan parecidos estos nombres… como la misma nota de un piano y su esencia, idéntica y delicada. Pero… ¿qué puede importar un simple nombre, sino la extensión vívida de un pasado que emerge desde las profundidades enigmáticas del tiempo y derivan en el espacio del recuerdo para tornarse reales e inexorables...?
¿Cómo estás Miriam ?...
(08) Ella se echó a reír de mí sin reparos. Había notado por mi verborragia lo nervioso que me había puesto. Pasaba de no poder hablar a convertirme en un seductor personaje de telenovela. Me sentí herido en mi orgullo, pero no pude evitar sonreír con disimulo. Su risa era tan contagiosa, que era imposible oírla y quedar indiferente. Se tomó su tiempo para responderme. Cuando lo hizo, su voz se me antojó angelical, y muy diferente a la de aquella otra vez que nos vimos.
-Bien, estoy bien. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí esta noche?- Me contestó alegre.
(09) -Bueno…- Respondí con voz algo insegura -…yo sólo he venido a dar un paseo por este parque ante la seducción de esta cálida noche primaveral. No sé si percibes el aroma delgado y dulce de los jazmines, y el respirar profundo del césped. Y, si alzas la vista, verás la imponente constelación de Orión, con sus estrellas jóvenes bajo el vientre del guerrero; todo bajo la mirada atenta de la gigante pelirroja que esta noche destella deslumbrante.
¿Y tú, qué haces esta noche?- Le pregunté, mientras mis pensamientos se disolvían como sal en el agua...
-Me acosté temprano, y en la madrugada desperté con sensación de vacío. La llegada de la primavera hace que mi estado de ánimo cambie. Tan pronto estoy alegre como profundamente triste. Sí, no digas nada, soy algo veleta… Me relaja salir a pasear, y andar por las calles sin rumbo. La brisa de la noche y los astros que brillan en la noche negra me hacen divagar e inventar otras vidas para olvidar...
(10) Era tan agradable oír su voz que temía que todo fuera un sueño del que despertaría en cualquier momento.
Sin la máscara, su rostro era expresivo y hermoso. El cabello caía sobre sus hombros como una roja llamarada.
(11) Nuevamente me pregunté si todo aquello era un espejismo, una experiencia onírica donde las imágenes y los sonidos se sublimaban en la niebla de la fantasía y lo abstracto.
De pronto sus ojos se fijaron en los míos y establecieron un lenguaje de luz donde las palabras se tornaron innecesarias y el sentir, una obligación.
(12) -Luis…- Continuó hablándome. -…sé que vas a creer que estoy loca, pero estoy segura de que la conexión que ambos experimentamos el día que nos conocimos se debe a que ya habíamos congeniado en otras vidas. Tal vez somos almas gemelas que se reencuentran una y otra vez en sucesivas existencias, enriquecedoras y mágicas. Esta noche he salido a deambular sabiendo que iba a encontrarte.
(13) Confieso que al escuchar aquello sentí cierto malestar. Esa mujer me provocaba sensaciones intensas que desconocía.
Su atractivo era como un caudaloso río que me arrastraba en un deleite enigmático y pavoroso.
(14) No podía escapar a su seducción innata... Y más, hablándome de vidas pasadas, de almas gemelas. Esa convicción de que me iba a encontrar… Si tiene razón, somos almas gemelas y nacimos para amarnos. Pero… ¿ por qué las palabras se tropezaban en nuestras bocas, ahogándose...?. Quería abrazarla, respirar su aroma, que me besara como aquella única noche anterior diciéndome "Te inmortalizaré querido, solo debo morder tu cuello y alimentarme de tu fresca sangre...Viviremos hasta la eternidad..."
(15) Lo había sospechado, desde el primer instante, desde aquel contacto lumínico de sus ojos y aquella expresión facial de luz primaveral.
Me seducía. Me seducía con el horroroso deseo de inmortalizarme y transformarme en uno de su familia… Me mordería con sus filosos colmillos blancos y duros, escondidos bajo aquellos labios rojos y sensuales de diosa griega.
Pero no, no podía permitirlo; en un instante, mi deseo superior fue el de huir lejos, muy lejos, y romper la diabólica hipnosis de sus ojos.
(16) A ratos volvía a confundirme... Quería abrazarla, porque estaba allí; luego quería escapar. Aquella noche me había hecho gracia su disfraz de vampira, con su máscara que ocultaba su rostro, cuando decía que me inmortalizaría. La recordaba con todos sus detalles, tanto que en ese momento pensaba que sus colmillos sí iban a morder mi cuello. ¿Era realmente una vampiresa...? ¿Pertenecía a una familia con esas características o era parte de mi imaginación? Ahora, al reencontrarnos en el parque, me dice que se había acostado temprano, y de madrugada había despertado con una sensación de vacío, que había salido a deambular sabiendo que me encontraría…
(17) Tomé conciencia de que la situación me estaba superando. Sentí una sensación de vacuidad que no pude explicarme. Rápidamente, mi mente me llevó a los hechos desde el principio: ¿debía o no aceptar el cambio? En todo caso, ¿dónde me llevaría aceptarlo? Era todo un desafío, y me pregunté “¿qué es la eternidad?, liberación o ser esclavo, amar o ser deseado o…
(18) ...dejarme llevar”.
No sabía que me depararía ese encuentro a través del tiempo. No éramos desconocidos; nos unían siglos. Me sentí atraído por su beldad, por sus ojos enigmáticos, por su piel blanca como la nieve. Significaría escapar de mi humilde vida de humano, pero tenía una familia a la que amaba por encima de todo y no quería renunciar a ella...
(19) ¿En cuántas ocasiones me habría hecho estas mismas preguntas en el pasado?
¿Esta vez conseguiría escapar a su hechizo?
Cerré los ojos, y los recuerdos comenzaron a atropellarse en mi mente; instantes de placeres infinitos, de experiencias que ansiaba repetir...
(20) Me dejé arrastrar por mis emociones. Ella seductora y apurando la situación, me murmuró al oido con voz algo erótica y musical
_¡Déjate de tonterías Luis. Lo terrenal no es para nosotros, nos espera la vida eterna y la inmortalidad...!
Me atrajo hacia ella, hipnotizándome con sus bellos ojos diabólicos, a los que no me podía resistir. Sentí en mi boca ese beso dulce, apasionado y febril. Luego acarició mi cuello, buscando con sus labios la yugular... Iba camino a descubrir la eternidad, pero el ladrido de un perro me hizo volver en sí. Recordé a mi familia, y sacando fuerzas de flaqueza, le propiné un feroz puño de izquierda en su nívea y gélida mejilla.
Huí de allí a 100 km por hora, pensando en eso que dicen: " Soldado que huye, sirve para otra guerra."
Ahora estoy aquí con mi amigo Hippie y Rulosdemonserrat, narrándoles esta historia. Los muy incrédulos lo toman a broma, diciéndome que harán con ella un cuento...
Participantes:
(01, 18) Rulosodemontserrat (02, 11, 14, 20) Agostina (03, 07, 09, 12, 16) Hippie80 (04) Godiva (05) Vihima (06, 13) Glori (08) Fusión Ikálinen & Agostina (10, 19) Audina (15, 17, 21) Pithusa
Título: Audina
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