Ya no recuerda tu rostro mi mente
paramo de indulgencias, constante brisa
que socaba en arenas del ayer.
Ya no tengo las medidas correctas,
solo espejismos, solo palabras y voces
de personas que no existen, oculta esta la
utopía que navega con bridas que
ahogan los recuerdos.
No estás y eres tan mía, pero soy nada
contigo, y olvido y no existo, persisto y no encuentro,
confundido en el exilio de voces de mares inexpugnables,
con coordenadas de desiertos febriles, atardeceres
que roban un poco de ese rostro intangible y me
dejan esperando un detalle más al siguiente día.
Soy yo el dueño de todo lo que dejaste,
cada respiro o palabra, cada fragancia preparada
con muerte de hiedra, mar de cannabis, obscura desdicha
que me acompaña y no termina.
A pleno sol te encuentro entre las gentes,
y no vienes, y ya no es tu rostro, por eso te olvido,
a cada instante, para sentir que he ganado cada día, pero cada mañana amanezco derrotado.
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