Sudaba intensamente después de recorrer esos doscientos metros que le separaban de su destino. Cuando llegó, inmediatamente se dio cuenta del error que cometía, y un miedo aterrador se apoderó de él. Parada delante de él, el motor de la Nissan Terrano rugía como recién salida del concesionario, gris ceniza, con un foco más alto que otro por un mal ajuste del tuerto del mecánico y un parabrisas sucio como culo de mono. No logró ver al ladrón pero si vio pasar toda su vida desde el chirriar de las ruedas gastadas hasta que el duro frontal le arrebató todo.
Texto agregado el 10-04-2014, y leído por 119
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Lectores Opinan
10-04-2014
Mipropiotu, sabes que pasa? soy corta de vista. elisatab
10-04-2014
Depende de quien sea que pienses que esté conduciendo el vehiculo Elisatab. Las apariencias engañan una y otra vez y otra vez.... mipropiotu
10-04-2014
Siempre es pronto para palmarla, sobre todo a primera hora de la mañana. elisatab
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