Sentir la suave fragancia que emana
de su frágil presencia
como arpegios de estrellas lejanas
ver sus tenues matices
que dulcemente el prado engalanan
el intangible reflejo
de aquella ingrávida flor
que proyecta su silueta lozana
en el trémulo espejo de un río
que destrenza sus rumorosos cabellos
por el sinuoso camino que lo llama.
Contemplar
en hierático recogimiento el alma
que gravita en sus delicadas formas
e impele su vertical vuelo.
Su esencia divina plasmada en la tierra
es un recuerdo más
de pueriles reencuentros con fantasmales seres
que poblaban mis pensamientos
en largas noches de enigmático desvelo.
Que grato
es poder vislumbrar ahora
el dulce regocijo
de aquel febril arquetipo
que duerme tras el velo de su grácil figura:
el ígneo fulgor de su belleza
el sutil aliento que impulsa su ser
esa invisible llama que arde en silencio
mirando tiernamente los ojos de la aurora.
Texto agregado el 10-04-2014, y leído por 305
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Lectores Opinan
22-05-2014
me acercas con tus letras a una entrañable sensación que se replica en mi , cada vez que encuentro una flor en mi camino.bello marcelaenletras
10-04-2014
Hermosas letras, con el sentimiento que siempre nos tienes acostumbrados. Un abrazo y ***** NINI
10-04-2014
Atanasio..perdon. Se volvió a duplicar el comentario. Mis disculpas de verdad. No es intencional es mi internet. mipropiotu
10-04-2014
Me gusta este mas que los dos anteriores. mipropiotu
10-04-2014
Me gusta este mas que los dos anteriores. mipropiotu
10-04-2014
Sentido... muy sentido. Lo leí escuchando a Miles Davis, ya te imaginaras amigo. Cinco aullidos musicales yar