Cuando persevero estás
aún oculta bajo las sombras.
Me apercibo que mis oídos
no han bebido lo suficiente
de lo que es tan tuyo.
Insisto a través del tiempo
y acaso de la distancia,
odiosa, tan minuciosa.
Entonces pronuncio tu nombre
que me es favorable.
Esa es zona de encuentro
de nuestra realidad cotidiana.
Permanecemos en ella durante
un tiempo escaso, que representa
un ínfimo, modesto parpadeo.
Texto agregado el 09-04-2014, y leído por 215
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