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Cuando los ladrones entraron a la casa de Beatriz

Eran las once de la mañana, hacía mucho calor –típico en las vísperas de Navidad- y Beatriz estaba cocinando los entremeses. Pensaba que iban a ser unos cuantos, entre hijos, nietos, suegros, primos de su marido con sus respectivas mujeres y “los que se dejan caer”.
Estaba acostumbrada, su vida era esa casona enorme, que estaba llena de plantas, dos perros y una gata. La casa siempre estaba inmaculada -porque Beatriz “limpiaba sobre lo limpio”- y era imponente: Tenía un hermoso jardín en su frente, una pequeña fuente -orgullo de su esposo Juan- siete dormitorios, cuatro baños… hasta un salón de fiesta… lo que nadie sabía era que estaba hipotecada, y que el Banco estaba a punto de ejecutar, pero Beatriz confiaba en que el mismo Banco no quería mala publicidad, y que por eso los iban a dejar pasar las Fiestas, luego venía la Feria Judicial y bueno, en Febrero ya no había más opción: “de patitas a la calle”.
Pero lo que a ella más le afectaba era la vergüenza que iba a pasar en el barrio, en especial con Maruca, esa perra maldita...
Decidió concentrarse en los entremeses, pero un ruido llamó su atención: Cuando levantó su vista en la cocina se encontraban parados tres “grandulones” apuntándole a la cabeza.
Los miró como si nada pasara y les dijo: Si buscan plata hay en el dormitorio que está a la derecha, en mi mesita de luz… Ah! y también en la gaveta del escritorio, por allá –señaló-.
Los tres ladrones se miraron y uno de ellos les hizo señas con la cabeza a los otros para que fueran a buscar el botín. Volvieron al rato con cinco mil pesos.
Mientras, Beatriz no había suspendido sus labores y el matón, hipnotizado, miraba sus manos hacendosas:
-Bueno vieja, si pensás que sólo con esto nos vamos a ir estás muy equivocada. ¿Dónde está la guita grosa?
- Es todo lo que hay en esta casa –dijo firmemente Beatriz-, pero si quieren asegurarse pueden seguir buscando, a mí no me molesta.
- ¿Te hacés la viva vieja zorra?
Beatriz lo miró y se sentó. El matón seguía apuntándole y Beatriz suspiró: ¿cuánto sacan por cada robo?
- ¿Qué? ¿Acaso nos querés dar conversación?
- Sí, quiero saber cuánto ganan.
Los tres ladrones se rieron. El que parecía más bueno contestó: Bueno, eso depende, a veces sacamos diez mil, a veces tres mil, a veces nada.
-¡Pero boludo! ¿Qué le estás dando? ¿Clases de economía de robo armado?
El ladrón miró hacia el suelo, compungido.
- ¿Abren cajas de seguridad?
“Sí”, contestaron al unísono.
- ¡Qué bueno!... porque necesito un trabajo. ¿Cuánto me cobrarían?
- ¿Estás loca vieja? Aparte… no te conocemos… esto es una trampa.
- Sí es una trampa – dijeron los otros dos-
- ¡Claro que no! Y dejen de llamarme “vieja” ¿acaso yo les digo malvivientes?
Los ladrones empezaron a disculparse. Beatriz insistió, insistió (era insistente, casi hartante). Y los intrusos, al principio descreídos, después dubitativos a la final convencidos, aceptaron el trabajo.
Beatriz les contó que su marido Juan había invertido casi todo el dinero que tenía en una compañía de Tierras llamada “Albamonte”. Los integrantes de la empresa eran sus amigos, pero lo habían estafado. Alegando que sus inversiones iban encaminadas, le habían pedido a Juan más dinero, pero él les dijo que ya había entregado todo lo que tenía.
Cuando les dijo eso lo presionaron con la entrega de utilidades, y a Juan no se le ocurrió mejor idea que hipotecar la casa que ahora le iban a ejecutar. Que de todo ello lo que más le molestaba era Maruca, esa lengua venenosa se iba a burlar de ella todo lo poco que le quedaba de vida ¡Bruja!
Por eso les ofrecía este trato: Que robaran las dependencias de “Albamonte”, que ella sabía que había mucho dinero, pero lo que a ella le interesaba era sólo que le dieran la plata para cancelar la hipoteca, que “toooodo” lo demás era de ellos.
Lo que había empezado como un chiste, parecía convertirse en algo plausible. Los tres ladrones deliberaron, mientras Beatriz les cebaba mate y les convidaba unas empanadas que había preparado. Ella agregaba detalles técnicos, y hasta ofreció acompañarlos… sólo para que confiaran.
Mientras hablaban llegó Juan, y Beatriz presentó a nuestros ladrones como los nuevos jardineros, que preparaban la casa para … “eso” y Juan, que tenía tantos problemas en la cabeza apenas si prestó atención.
Ellos se retiraron y le devolvieron la plata que había en la gaveta, pero no la del dormitorio, porque “necesitaban pasar las Fiestas”.
El Año Nuevo fue un verdadero festín en la casa de Beatriz y ella miraba nerviosamente el reloj… era el día que había elegido con Boxia, Luichi y “Cara ‘e galleta” para el atraco.
Pasaron los días y nuestra autora intelectual estaba atenta a la Radio de Mario Pereyra… si habían robado “Albamonte” seguro lo escucharía en las noticias. Y así fue… la habían vaciado, calculaban los propietarios que el mismo 31 de Diciembre… La suma era millonaria…Pero Boxia, Luichi y “Cara ‘e galleta” no aparecían.
“Bueno –pensó Beatriz- por lo menos los “Albamonte” tienen su merecido.” Y siguió con sus quehaceres.
Pero la noche del cinco de enero, cuando los niños dejan sus zapatitos para que los Reyes Magos pasen dejando sus regalos, los perros empezaron a ladrar. Era “Cara ‘e Galleta”, venía con un paquete: “Acá está lo que arreglamos, doña”
Beatriz se había emocionado. Estaba todo el dinero que necesitaba ahí… y más.
-¿No quiere pasar y tomarse unos matecitos? Bueno, aunque hace calor…
-No doña.
Miró tímidamente a los ojos de Beatriz: Gracias doña.
-¿Por qué?
-Por confiar en tres ladrones…




Texto agregado el 04-04-2014, y leído por 268 visitantes. (10 votos)


Lectores Opinan
29-06-2014 ¡Realmente muy bueno! Me encantan los finales felices y nos hace mucha falta tener muchos más. ¡Bravo ! macema
18-06-2014 Me encantó! Carmen-Valdes
26-05-2014 excelente cuento con buen desarrollo y claridad.. sendero
25-05-2014 Excelente! da gusto leer este relato, felicitaciones. galadrielle
24-05-2014 un cuento muy original voy a tratarr de emplear ese mértodo cuando me vuelva a pasar*********** yosoyasi2
22-05-2014 Inesprado final, bien tejida historia. ¡Muy bonita! za-lac-fay33
27-04-2014 Una historia singular. Una narrativa clara y bien estructurada, con buena dosis de sentido del humor. El final tiene lo suyo. Un abrazo. umbrio
27-04-2014 Qué cuento tan genial, y tan bien contado. Me fascinó, me reí y me admira el temple de la mujer. Me lo llevo a mi bio para recomendarlo. Vale la pena que la gente lo lea. EXCELENTE. Un re abrazo. SOFIAMA
05-04-2014 Buen cuento. siemprearena
05-04-2014 Vamos, que desenlace genial de historia has creado!. Y terminas con un final impecable. Te mereces una galletita y unos tres aplausos. inkaswork
04-04-2014 Las historias con f inales felices como esta,me encantan.UN ABRAZO. GAFER
04-04-2014 Magnífica la sugerencia de Beatriz. Creo tiene más pantalones que el marido. Rentass
 
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