El perro
Cuando tuve un perro nunca fue mio, o era el perro de la patota de amigos como el catrutro, un perro que llegó a la población sin poder caminar, o el perro era de una de mis hermanas que siempre tuvo esa inclinación por que alguien le hiciera caso.
El catrutro tardó en recuperarse, no del atropello que lo dejó sin caminar, sino de eso de tener a decenas de amos con sus torpes caricias de niños.
El Tricio, el perro salchicha de mi hermana pasó a ser comunitario porque no siendo ni ciego ni viejo, encontraba una puerta abierta en la población y subía las escalas hasta llegar a meterse en la cama principal y dormir.
Ya que me metí en el tema de la cama, hubo perras, La Jennifer, una pastor alemán de un señor que la paseaba por la plaza y no hacía ninguna gracia sino ser casi rubia.
Un día la Jennifer llegó sin el amo y la patota la adoptó. Bueno, decir la patota era el patio de mi casa y los cuidados de mi madre. Pero, hay más de una perra, incluso si es pastor alemán. Y no era la Jennifer, pues un día apareció la Jennifer con su amo y la clon estaba en el patio. Así que los que le dimos albergue la bautizamos Liti, por libertad,una mezcla de censura y ternura en tiempos de Mafalda.
Nadie le explicó a Liti lo que significaba su nombre, un día saltó la reja o quiso saltarla y quedó atravesada en una de sus piernas con el fierro color verde, tan al tono en la población de carabineros.
Sobrevivió, obvio, y dejo recuerdos de niñez antes de irse en busca de ese amo que la perdió o la dejó ir.
Lo de ser casi rubia es un castigo, prefiero a las pelirojas vestidas de setter irlandés, pero en esa edad no conocí colorinas, y las de hoy son tintura que nunca supieron de Dublín o Belfast.
Las casi rubias siempre buscan el patio grande y en ese tiempo no había alimentos para perros. Sería por censura de los empresarios -digno me parece- que habiendo gente con hambre anunciaran y tuvieran las proteínas, minerales y vitaminas que necesita su mascota.
Yo nunca tuve un perro para que me cuidara alguna propiedad, pero si tuve un perro para cuidarlo. El Canelo. Y que no era mío, sino de mis hijas. Y no vale excusarse de que no sabía o que no era mío. El Canelo, un cachorro maltés se murió de parvo virus. Y prometo que no haré un grupo de facebook con el tema del parvo virus. O una cadena de oración si alguien se te murió, que los que quieres no se te mueren. Ellos se mueren y uno no es el protagonista de eso. De que se llora, se llora, sea el Canelo o un pariente, se llora.
Mi madre, fallecida por cierto y bien llorada, no entendía por qué a mi hermano le pusieron Cueto, si tenía años y años de llamarse por su nombre y los padres tiempo en pensar en repetir el nombre de mi padre.
Pero basta que alguien te ponga un sobrenombre, un mote y todos prenden.
Y a mi compañera se le ocurrió llamarme perrito, y de ahí todo fue perri, perro, Ruf como ladrido en vez de Rubén. Las curiosidades del lenguaje hacen que el perro de nuestro amigo se llame Diwen, y yo escribo como Newen, pero que digan Rubén, échate, o sal de aquí Rubén. Me siento vulnerado.
Hoy saliendo del edificio escuché un grito ¡Ruf!. Y el perro estúpido se devolvió. Ahí estaba mi pareja saludándome con un beso y yo moviendo la cola contento de verla.
Vida de perro.
¡Alguien conoce una setter irlandesa? |