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Inicio / Cuenteros Locales / curiche / El huaso Raymundo y su ahijado Emeterio cap 9 La Rosa

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La Rosa
Tu no puedes volver atrás
Por que la vida ya te empuja
Como un aullido interminable
Te sentirás acorralada
Te sentirás perdida sola
Tal vez querrás no haber nacido
No haber nacido
Entonces siempre acuérdate
De lo que un día yo escribí
Pensando en ti Pensando
Como ahora pienso
La vida es bella ya verás
Como a pesar de los pesares tendrás amigos
Tendrás amor, tendrás amigos
(“Palabras” Goitizholo, fragmento)

La Rosa grande ¿se recordará alguien cuando llegó al fundo? Fue hace tanto que solo los antiguos lo deben recordar, si primavera o invierno, nadie podría decirlo, tan solo han de recordar al hombre que traía la picana al hombro y gritándole de cuando en cuando a los bueyes para que no perdieran ritmo, arriba de la carreta; una mujer y algunos chiquillos mocosos de los que sobresalía la niña, morena de ojos vivaces aquellos que lo abarcan todo, no solo la belleza física de las cosas, sino, lo que viene dentro, era la Rosa, menos de 10 ha de haber tenido ese día, la patrona les había asignado una rancha en uno de los cerros de la gran hacienda, una (casa) rancha de madera en la que se le colaba el viento por múltiples rendijas, todas aquellas que la sequedad había producido en las tablas de pino, al trabajo en la tierra había sido destinado el padre, un hombre como muchos, con sus virtudes y sus muchos vicios, uno de los cuales era el de emborracharse en la primera oportunidad que tuviese y de ahí a unos centímetros de descargar su agresividad sobre la madre de Rosa y de los hermanos, así fue creciendo la niña Rosa, entre alegres correrías por los cerros y las tristes huidas para no recibir los injustos castigos del padre enceguecido por el alcohol, tardes completas bajo la sombra de algún árbol de los cerros incluso hasta bien avanzada la noche.
Sus hermanos a medida que iban cumpliendo los 18 años, iban emigrando a otros lares por mejores condiciones de vida y tal vez por escapar a los castigos de su padre, la Rosa, no era de esa sangre, ella se sentía dolida con los golpes injustos que recibía la madre y eso duró hasta que la niña Rosa llegó a los 14 años, una mañana se dijo que; no quería seguir sufriendo y viendo a su madre sufrir, así que un día cualquiera temprano en la mañana se levantó, se sentó en la mesa frente a su padre, y habló fuerte, seria, sin temblar le dijo “padre, mis hermanos se han ido casi todos, se han marchado mas bien por usted, y quiero me oiga bien, por que no repetiré. “No hay más golpes a mi madre y tampoco a mí, si se emborracha, quédese en otro lugar si quiere, y si llega borracho acuéstese callado y recuerde no hay más golpes, no se lo voy a permitir, recuerde que trabajo a la par con usted si se requiere, ¿me oyó padre? Y no es faltarle el respeto, pero, acuérdese no hay más.” El padre le miró de soslayo y nada dijo, solo de él nació un rezongo casi animalesco, luego, ambas mujeres esperaron a que el hombre se durmiese para descansar, hubo días y semanas de paz, pareciera que el padre de Rosa había descubierto la nueva realidad en sus casa, más eso solo duró las semanas que no bebió, una tarde de sábado llegó el padre nuevamente borracho algo alegre, pero, pidiendo comida, cosa que por cierto no había, enfureció su conciencia y trató de golpear a la madre, la hija se colocó de por medio, lo tomó de un ala y lo lanzó a la cama, allí quedó el hombre sorprendido, con los ojos de tamaño gigantesco, Rosa le dijo: “Padre le dije que lo del otro día era la última vez y no entendió, quédese allí no se levante”, el hombre se quedó un rato y luego, se levantó y cargó con la madre y garabateó a la hija, está al ver que le iban a golpear a su madre, tomó a su padre de la solapa del vestón y lo lanzó con fuerza ahora a donde cayese, se golpeó en la mesa y cayó ahí mismo, fue, un sueño en el suelo el que durmió el hombre, ellas velaron el sueño del padre de Rosa, a la mañana siguiente le sirvió la madre una sopa espesa con harto ají cachoecabra, él comió en silencio y luego pidió perdón, era la primera vez que lo hacía, fue la ultima noche que debieron dormir en la mesa, su padre no volvió a levantar la mano y pasó mas tiempo a la próxima borrachera, en el siguiente invierno, una tarde de domingo se fue a beber vino y lo hizo hasta tarde y hasta más allá de lo que la conciencia acepta, de regreso al rancho, cayó bajo una boldo y allí mismo se durmió, pero, ya no volvió a despertar por que esa noche con varios grados bajo cero al pasar el efecto del alcohol y sus calorías bajar, falleció en paz, el velatorio y funeral, tranquilo, poca gente ya que no era de los inquilinos mas queridos, el lío o los líos de su casa no interesaban mucho ya que cada uno cargaba a su haber golpes a sus mujeres e hijos, era bueno en el trabajo el finao, pero, cuando se curaba lo hacia con chicha mala, así que antes de llegar a casa a golpear a su mujer había dado y recibido golpes de varios del fundo.
La Rosa se paró frente a la cara del padre encerrado en las cuatro tablas y se dijo para si “Nunca permitiré ser golpeada por hombre alguno”, vertió dos lágrimas sinceras ya que de alguna forma apreciaba a su padre, limpió los ojos y se retiró.
La doña no permitió qué su padre expulsara a las dos mujeres que quedaron en la rancha del fallecido, la razón, le gustaba el carácter de la Rosa y la madre ayudaba en las sanacion de los enfermos, así que la Rosa y su madre permanecieron en el fundo, la madre, Carmen, era una mujer débil así que pocos años más acompañó a la Rosa, de ella, la hija aprendió el valor de las plantas, supo que el boldo es un buen remedió para el hígado, que el matico y las siete venas (llantén) son excelentes cicatrizantes de heridas internas y externas, que el pelo del choclo (maíz) es un diurético lo mismo que la hierba de la plata, que el dolor de guatita de las guaguas (bebes) se pasa con orégano y que la hoja del naranjo es somnífero, que la hoja de la pata e vaca es para la diabetes, que la del nogal quita la acidez estomacal, que el jugo de una cebolla con azúcar dejada al sereno toda una noche es un amntitusigeno extraordinario, que el tallo de la misma cebolla ayuda a una firme dentición a las guaguas , supo conocer la hierba del tapón, para detener diarreas y si alguna mujer tiene un marido malo que se duerme en cuanto coloca la cabeza en la almohada, y su animo no se levanta nunca, la “hierba del clavo” lo levantará mas que el ajo o los mariscos y de las otras yerbas también conoció secretillos que le ayudarían a mantener a raya a algún atrevido, la pichoga, el romero, el chamico etc., y caramba que aprendió la Rosa.
Al año de irse el marido se fue la Carmela y como todos los hermanos habían emigrado a la ciudad quedó en el campo la Rosa en solitario, la doña le llamó y le dijo que cambiara sus pertenencias a las casas del fundo, que trabajaría para los quehaceres de las casas, le entregaron una pieza con una cama, sus escasas cosas legaron con ella, también la pena grande que tenía desde hace muchos años, quiso leer y no hubo escuela, el alma le dolía, pero, era firme la niña Rosa como le decían en las casas, era una niña alegre a pesar de todo, bailaba lindo la cueca, conocía algunas canciones chilenas, ojos oscuros de mirada directa, nunca se quedaba callada ante una injusticia, ni a la patrona si tenía la razón, cabellos negros y largos que los peinaba con una trenza, ni delgada ni gorda, sus formas de mujer algo escondidas en ropa ancha evidenciaban a una mujer hermosa, varios huasos jóvenes le echaban el ojo, más ella no estaba para enamoramientos aún, en las casas se había transformado en el alma que movía todo, cada mañana alegraba la cocina o la panadería en donde se cocían las galletas para la peonada, siempre cantaba alguna alegre melodía, si bien trabajaba mas que en su casa, la vida le había mejorado algo, no se llovía en invierno el viento no se colaba a la habitación, no oía groserías, así que un poco mas alegre estaba, la doña le estimaba, Rosa lo sabía, pero nunca cometió alguna infidencia con la patrona cuando esta quiso saber de los trabajadores.
Una mañana de sábado pidió permiso a la doña para ir al puerto cercano, dijo que iba a visitar a su hermano mayor que tenia hijo nuevo, le dieron para que estuviese hasta el lunes en la tarde, llevó sus ahorritos, compro alguna ropa que le hacia falta o simplemente le gustaba, compartió con su hermano su cuñada y los sobrinos, el martes en la mañana hubo revuelo en las casas, la Rosa llegó con el cabello corto, la mayoría le preguntó “¿Por que te cortaste el pelo?” ella solo dijo, me molestaba y no hubo más, pero, hubo un empleado de la doña se unos 20 años que anduvo una semana de carreritas pal water, este que se llamaba “Rosendo” ya no hizo mas gracias a la niña Rosa, Rosa le tiraba las cosas en la mesa, y lo miraba con odio, los otros empleados algo presintieron y callaron, supusieron, la doña preguntó directamente a la Rosa, esta dijo nada saber, cuando veía que el Rosendo salía corriendo desabrochando el pantalón antes de entrar al baño, sonreía, su amiga una tarde preguntó el porque del pelo, la Rosa, le dijo, la otra tarde iba por el pasillo de las casas, salió el Rosendo de una pieza y me tiró paentro, pelié con él, dijo, que quería ser el primero, pero, le pegue una patada en las bolas y ahí quedó encogido, pero, me di cuenta que el pelo largo le ayudó al gueón por que me agarró de la trenza, así que me la corté por que no va a ser la primera y ultima vez que va a pasar, pero, viste como la paga, ahí anda, una semana con cagaera, y en la próxima le digo a la patrona cuando estén los sobrinos de ella ya que los oí hablando con sonrisas de algo como “la prima note” y otro de “derecho de pierna” a mi ningún hombre me va a usar, ninguno me va a tener si yo no lo decido antes y este bolas del Rosendo si es hombre le contará a los amigotes.
(pido disculpas si no escribí bien el nombre del poeta,
transcribí de un disco)

Texto agregado el 25-08-2004, y leído por 524 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
29-05-2007 Palabras para Julia de Juan Agustín Goytisolo , es un poema que estudio con los alumnos y les gusta mucho este diálogo entre el padre y su hija. Pus, la Rosa tiene personalidad y el hecho de cortarse el pelo pone de rellebe su deseo de libertad y de respeto. En los años treinta las mujeres feministas se cortaron el pelo para mostrar su derecho a la libertad. Mis 5* salambo
08-01-2007 Me gusta la personalidd de la Rosa que no se dejo avazallar ni por su propio padre. pantera1
26-05-2006 Partes hermosas, partes dolorosas: Pragmatismo que hace asomar mi lágrima. ***** SorGalim
14-01-2006 Buena Historia, bastante familiar para mí, como dicen nacido y criado en el campo, los personajes como la Rosa, el Raymundo y el niño Emeterio como salidos de un relato costumbrista *****s saucelloron_70
05-12-2004 Y ahora el capítulo de la Rosa, así no más como era tenía que ser, hay muchas Rosas en nuestros campos, hermosas, trabajadoras, corajudas y dignas. Su entorno el de casi todas las mujeres del campo, aunque en la ciudad también se cuecen habas. Hermoso capítulo, me cayó muy bien el personaje y su historia. ***** alamohuacho
25-09-2004 y sigo aquí, maravillándome con tu historia, ésta tan hermosa como las otras, debe ser porque en cierta forma nos identificamos, nosotras las mujeres, con la Rosa y sus penurias. hermoso. arianna
26-08-2004 Un texto para leer una y otra vez. Muy buenas descripciones. Muy bueno Curiche Shou
25-08-2004 Bueno, bueno. Has detallado escenas típicas de nuestra ideosincracia: la mujer golpeada, el padre alcoholico, el derecho a pernada aunque este último se supone que ya no se usa. Me gustó, es una novela de tomo y lomo. anemona
25-08-2004 estupendo cuento como siempre nos empapas de ese sabor bucolico que todos tenemos en la sangre, bien curiche gracias. gatelgto
 
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