No sufro de insomnio, sufro de ti.
Mi insomnio dejó de ser,
dejó de parecer invisible
y se transformó en ti;
ahora se llama tú,
ahora lleva tu nombre.
Mi insomnio está adherido a tu piel,
sonríe tu sonrisa,
late tus latidos
y respira tu aire.
Mi insomnio se parece a ti,
a tu boca, a tu rostro,
a tu cuerpo, a tu alma.
Mi insomnio es tu imagen,
tu ausencia presente cada día.
Mi insomnio son mis palabras,
mis poemas llenos de ti,
de tu olor, de tu magia, de tu nombre.
Mi insomnio se comprime,
se contrae al pensar en ti,
al dibujarte, al soñarte,
al vivirte, al no tenerte…
Mi insomnio sufre de ti. |