El agua golpea los cristales,
duermen los luceros,
y la noche vestida de negro
se divierte sola al escuchar
tu risa,
tus quejidos alternos,
caracolas limpias
que pone feliz
al hombre de tu sueño.
El sol entra a tu cuarto,
por la mañanita
baña con su luz
tu cuerpo de diosa
tendida, desnuda en el lecho.
Tus bellas pupilas
con la luz del día
alumbran como ramazón
de estrellas mi vida,
lo que me da
¡Felicidad eterna!
JOSE NICANOR DE LA ROSA.
Texto agregado el 29-03-2014, y leído por 335
visitantes. (8 votos)
Exquisita sensualidad que llega hondo. ***** MujerDiosa
29-03-2014
Sutilmente sensual. Exquisito! Un saludo y ***** ojos-claros
29-03-2014
que ternura a flor de piel... las pudorosas estrellas observan todo sonrojadas detrás de los filamentos de la lluvia... saludos atanasio
29-03-2014
Un despiezo de dulce lujuria armando su rompecabezas mientras juega con retazos del inicio del día. Si esto no es amor... no conozco la definición. Hermosa poesía. ***** odliam