Los perros jamás dejaban de ladrar,
Aun sentía sus pasos alejados de mi,
El cielo color morado, cortando el azul perfecto,
Y la noche asomándose por la ventana,
Sola mirando lo imposible,
Conociéndome a mi misma, te pensé,
Y es que es difícil olvidar tus labios, o tu respirar,
Ni tu piel quiere ser olvidada por mis dedos.
Pero así fue, después de retomar mis pensamientos lúcidos,
Y dejar a un lado el romanticismo barato,
Seguí mirando por la ventana,
En el balcón eterno,
Lleno de luz hasta el umbral,
Me senté a sentir los aromas transcurrir,
Como contando historias,
Y esas historias se trazaban en mis ojos
Bailando lentamente en mis pupilas,
Y te pensé de nuevo,
Recordé las calles vacías adornadas por nuestros besos,
Y las incontables historias narradas por nuestros pasos.
Siempre volviendo a lo mismo,
Mi suspiro quería olvidarte,
Pero no tengo que olvidar,
Siempre ame recordarte,
Y de hecho es que muchos de mis recuerdos solo se esconden tras tus ojos,
Y hace bastante tiempo que no pensaba en como olvidarte,
Probablemente mi mente no quiere hacerlo.
Y así el tiempo transcurrió,
El café se enfrió,
La noche llego a su momento más sublime,
Y mis ojos se apartaron del horizonte,
Me fui a mi horizonte interno,
Y así fue como seguí descubriendo que solo tenía algo por decirme,
Y te volví a pensar…
|