EL ERROR
Personajes:
Santiago (Hijo)
Samanta (Mamá)

(Salen del Colegio de Santiago peleando)
Samanta: Siempre es lo mismo contigo Santiago.
Santiago: Ya déjame en paz, no te metas en mi vida.
Samanta: Como no me voy a meter si eres mi hijo.
Santiago: (Se ríe) ¿Hijo? Nomás cuando te conviene.
Samanta: Bien sabes todo lo que hago por ti.
Santiago: Y que, ¿quieres que te aplauda?
Samanta: No me hables así.
Santiago: Sabes que, tú nunca te has preocupado por mí, no se ahora a que vienes a meterte en lo que no te importa.
Samanta: Me meto porque me importa.
Santiago: Yo nunca te he importado, a quien quieres mentirle.
Samanta: Ya cálmate hijo, tenemos que hablar.
Santiago: Tú no me entiendes, para que hablar sino sirve de nada.
Samanta: Y cómo quieres que te entienda si no confías en mí.
Santiago: No puedo confiar en ti porque solo me vas a regañar.
Samanta: Solo quiero lo mejor para ti.
Santiago: Y tú qué sabes que es lo mejor para mi si no sabes ni lo que me pasa.
Samanta: Si no me lo dices las cosas no van a cambiar.
Santiago: Entiende que no quiero hablar, mejor lárgate a tu trabajo como siempre lo haces.
Samanta: Juntos podemos resolver el problema.
Santiago: Es algo muy difícil, entiende mamá he cometido muchos errores.
Samanta: Todos los cometemos y no por eso dejamos de luchar.
Santiago: Quizás tienes razón pero es difícil.
Samanta: Pero soy tu madre y estoy aquí para apoyarte siempre.
Santiago: Si así de fácil fuera.
(Samanta toma a Santiago del brazo y se sientan)
Samanta: Hijo por favor, solo cuéntame que te pasa. Prometo no reprocharte nada.
Santiago: (Respira ondo) Está bien, empezaré por decirte que ya no soy un niño, hace tiempo crecí, aunque no te diste cuenta. Me tenías tan descuidado que caí en las drogas, alcohol… No sabía qué hacer, me sentía muy solo. Conocí a una chica, y si, tanto le fallé a ella como te fallé a ti. Sabes, papá me hizo mucha falta y me duele saber que me convertí en alguien como él. Mi chica se embarazó y yo hui, fui un cobarde, no me atreví a responderle como un verdadero hombre y ahora ella está lejos. Hace tiempo que me dejó de importar la escuela, la vida. Si, esa es la razón por la que te mandan llamar para quejarse de mí; que no hago nada, que soy un inútil, que me la pasó influenciando a los demás. ¿Y qué? A quien le importa, si les da igual lo que pase conmigo. Yo también tuve sueños y me los destruyeron completamente. En fin, ni siquiera se para que nací…
Samanta: No digas esas cosas hijo. Aun estás a tiempo de cumplir tus sueños, de lograr todo lo que te has propuesto. Recuerdas cuando eras pequeño y anhelabas ser un gran doctor y curar a todos los niños y jóvenes que necesitaran de ti. Recuerdas que también quisiste ser soldado y defender a todas las personas buenas. Juraste defender a tu perrito con tu vida si era necesario. Todo eso hijo, sigue dentro de ti. Aun puedes buscar a tu chica y a tu hijo, lucha por ellos, no cometas el mismo error que cometió tu padre.
Santiago: (Se entristece) Que torpe he sido, tuve todo y no lo aproveché. Me deje llevar por las cosas fáciles y nunca quise enfrentar mis problemas. Ahora me doy cuenta que, aunque ya no soy aquel niño, tengo que luchar. Perdóname mamá, no he sabido agradecerte todo lo que has hecho por mí.
Samanta: La culpa también ha sido mía hijo pero, como te dije, juntos vamos a encontrar la solución a todo esto, porque no hay nada que no se pueda resolver. Ahora vamos a casa y empecemos de nuevo.
(Caminan juntos)