Ella miró a través del cristal y allá afuera estaban todos, el hombre que ella amaba, sus hijos, estaban riendo, el pasto verde mojaba sus pies, el rocío estaba fresco, el sol calentaba, la gente caminaba, los recuerdos se daban. “me están llamando” dijo ella, lo hacían desde la distancia, desde el mundo detrás del cristal, pero ahí estaba ella, viendo ese paisaje de sufrimientos que estaba de su lado del cristal, de su lado de la fotografía, sus ojos se hacían barro pues solo era una foto en sepia que su pasado de armas se había encargado de enmarcar.