-¿De que te reís? Ah, te despierta risa mi mal humor, bueno pero mejor para vos para de reírte.
Oíme en serio te digo, termina con esa risa.
¡Que pares de reírte te digo!
Bueno entonces si no dejas de reír te pego.
Y bueno, te dije, seguís riendo, no haces caso.
Para de reírte o te pego de vuelta.
Ah, ves? Te duele la mandíbula de tanto reír, y a mi me duele la mano de tanto pegar; mira como río.
Por cada risa que salga de tu boca un sopapo ¿Que te parece? Y con la mano cerrada, bueno dale, ríete que te pego otra vez. Y otra, y otra, pero che, de donde sacas tanta ganas de reír.
Que silencio, por fin paró de reírse.
-Pero señor ¿De que murió la señora?
-No sé, pero murió riendo.