Otro día de mal tiempo y van…
Perdí la cuenta de cuantos días malos habían pasado.
Quizá sería correcto aclarar que cosa llamamos mal tiempo los residentes de la Península de Cornualles puesto que los días radiantes de sol no son una constante de la zona.
Es posible que tengamos días grises con vientos fríos y mar revuelto pero esos días no son malos, por el contrario, están en perfecta armonía con el espíritu melancólico de los celtas y bretones.
Días malos son aquellos en que el mar se mezcla con la niebla e invaden la tierra, las nubes están al alcance de las manos y el quejumbroso sonido de la bocina del faro parece llorar por la muerte del sol.
Así pues, llevábamos varios días en que pude leer bastante pero la necesidad de intercambiar ideas con otra criatura pensante me llevó a cometer la misma equivocación que de costumbre: me adentré en mi mente a la búsqueda de Elfo.
Lo encontré en el Archivo repanchigado entre las páginas de la Odisea de Homero, mirando lejos y con expresión ausente.
¿-Qué haces? Le pregunté de improviso.
Pegó un salto como si hubiera recibido una descarga eléctrica.
¿-No tienes otra cosa que hacer en tu mundo?, ¡imberbe! Me espetó con rabia e irónicamente me hizo pensar cuantas veces yo le hice la misma pregunta cuando se aparecía sin que lo hubiera llamado.
Le contesté: Mi mundo está horrible y quería conversar contigo pero ¿qué hacías?
La curiosidad me carcomía.
No creo que sea de tu incumbencia. Fue la lógica respuesta pero yo sabía que deseaba contarme lo que había estado haciendo. Es Elfo y por lo tanto chismoso.
-¡Vamos! Dime. -No hizo falta más para que hablara y yo empecé a lamentar el encuentro.
-Estaba hwkeln un capítulo de la Odisea. -Comentó simplemente.
-¿Estabas que ¡qué!? -Cada vez que Elfo hablaba el idioma de las hadas me volvía loco.
-Bueno, estaba proyectando en el tiempo real un capítulo del libro y lo vivía como estando presente. ¿Entiendes?
-¡No! -¿Qué otra cosa podía decirle? ¿Quién puede entender eso que Elfo decía estar haciendo?
-¡Bueno, olvídalo! -Dijo con cansancio. Esta respuesta me enfureció.
-¡No olvido nada, enano bizarro! -Creí que lo insultaba pero sonrió divertido y me respondió:
-Gracias, tonto. No tienes idea de lo que dices. Entre los elfos, yo soy bastante alto lo que contradice tu acusación pero te agradezco el adjetivo, realmente soy un elfo bizarro pero ¡tú no sabes que es eso! Ni siquiera lo reconoces como un “faux ami”
-¡Por lo menos reconoces que eres bizarro! Y qué cosa es “fos a mí”, ¡bizarro! ¡bizarro! -Le grite, con enfado, como hacen los chicos cuando pelean porque no entendía ni la mitad de lo que decía.
-¡Por las barbas de la gárgola zurda! -Me contestó confundiéndome más… ¿De que gárgola hablaba? Yo ni siquiera sabía qué era una gárgola y tenían barba pero parecía ser femenina, además, nunca pensé que podían ser zurdas o diestras.
-¡Escúchame! ¿Puedes decirme que significa, según el arroz con leche que tienes entre las orejas, la palabra «bizarro»? -Y me agarró por sorpresa.
-¿Qué arroz con leche? -Ya no sabía de qué estábamos hablando.
-¡Por los bigotes de Bismarck! -Gritó enojado. -¡Cuando decidirás ser inteligente!
Arroz con leche, los bigotes de Bismarck, las gárgolas peludas, ya estaba en tal estado de confusión que se me notaba, Elfo decidió volver a empezar.
-Bueno, empecemos de nuevo: ¿sabes que significa el vocablo «bizarro»?
¡Sí! -Contesté feliz de entender lo que me preguntaba.
-Significa algo extravagante, estrafalario y raro. ¿Correcto? pregunté desde mi seguridad pero…
-¡Incorrecto! -Me gritó el gnomo acercando su nariz-mental a la mía.
-Bizarro, según el DRAE, ¡ah, DRAE son las primeras letras del “Diccionario de la Real Academia Española, por si no lo sabes. Bien, según el DRAE, «bizarro» significa: valiente, esforzado, generoso, lucido (no lúcido), espléndido. Si no lo crees, te invito a visitar el Diccionario y comprobarlo.
-Pero, pero… -No se me ocurría como seguir la frase.
-Pero, ¡nada! -Me interrumpió el enano. -Lo que tú definiste es la palabra “Bizarre”, en inglés, que aunque tienen el mismo origen, «bizzarro» del italiano, el inglés y el español han tomado caminos distintos acerca del significado de esa palabra, convirtiéndola en un “faux ami” (falso amigo) por parecer fácil de traducir pero no serlo. Solamente la cursilería de copiar términos extranjeros al español lo ha incorporado como parte del habla común. Aunque estoy seguro que la mayoría de los que lo usan no tienen la más pálida idea de este tema.
Ignorándome totalmente, se arrellanó nuevamente en las páginas del libro y se quedó mirando lejos, de manera ausente. Estaba haciendo, eh… eh… , bueno eso que dijo que hacía.
Habiendo encontrado algo para hacer yo y olvidar un poco el clima, fui a Internet y comencé a buscar los “fos a mí”, Google me informó que en realidad se llaman “Faux amis” (Falsos amigos en francés). ¡Nunca lo hubiera imaginado!
Me entretuve bastante.
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