No te conozco siquiera...
Y ya te pienso acaso demasiado,
donde la espera me turba,
y la distancia me orilla a imaginarte,
y te siento como si te conociera,
sorpresiva, vivaz, soñadora...
Y mis dedos te buscan por la noche,
y mis labios se curvan si te encuentro,
y mis manos te esperan,
Y mis miedos se rompen.
Te vengo imaginando contundente, de risa franca y cabello perfumado, de muslos firmes y besos encarnados.
Extraño tu cintura como su fuera cierta,
como si ya la hubiere alcanzado,
y busco tu cabeza en mi almohada, y tus piernas entre mis sábanas.
Abrazándome el cuerpo y el alma, para alejar el frío externo, para decirme que te quedarás conmigo,
y con solo una palabra, me devuelvas la calma.
Quisiera volverte verdadera mientras te invoco,
sacarte de mi mente y postrarte sobre mi cama para arroparte... mientras te beso la frente y aparto tus temores,
de verte desvalida y vulnerada.
No te conozco siquiera,
pero si el intento de tocarte valiera,
lo haría sin pensarlo, si acariciarte pudiera.
Pero te espero a cuando llegues,
y te imagino cocinando conmigo a tu espalda,
te he soñado así, lo sabes.
Y mi abrazo rondando tu cintura te hace voltear a darme un beso,
mientras me rodeas con tus brazos pequeños, y pendes de mi cuello,
y te beso a ojos cerrados, mientras pruebo tu aroma y sacio mi sed con tu saliva.
Abro los ojos y espero tu llamado,
para acudir presuroso a nuestra cita,
acaso espere demasiado de tu voz tan lejos de la mía,
Pero se que estos caminos se unieron por la causalidad que desconozco,
y en ella te encontré tan lastimada,
que siento si te curo, salvaré mis propias heridas del pasado,
para seguir a tu lado, compartiendo todo aquello que tal vez, hoy nos mantiene separados... |