Leyendo te encontré... Literalmente.
Entre letras, encontramos la forma a la distancia,
de unir algunos sueños abrazados de la tinta invisible,
de espejismos proyectados tras las sombras.
Después, de los consejos pasamos a los deseos por cumplir,
a las tardes lluviosas de melancolía y añoranza,
de imágenes difuminadas por la lluvia.
Aguardaba el momento de estrecharte,
y cuando nuestros mundos coincidieron,
el coloso mostró su poderío, desatando una tormenta
que derribó muros y destrozó quimeras.
Sufrí los embates de la furia del demonio que oculto tras su rostro,
me mostró su faz más perturbadora,
sólo para encontrar que tras un breve sueño,
estaba el cordero inocente y aterrador.
Entre sus brazos dormí y desperté sobresaltado,
ingenuo del augurio que incesante resonara,
tras las lágrimas que derramamos tras su partida,
cuando ambos volvimos a la realidad después del embrujo.
Tormentas y desiertos chocaron,
lunas y mares se eclipsaron,
luces y vendavales lucharon por prevalecer,
y triunfó el largo silencio del adiós perpetuo,
hasta qué un día... Comenzamos a olvidarnos. |