Quisiera conocer tu mundo por completo, tus frías y altas montañas y helarme hasta los huesos por tus días frisados. Quisiera descender hasta los abismos más profundos de tu indiferencia, ahí donde viven los desterrados de tu gracia. Quisiera pararme en tus valles y sentir la suave brisa que acaricia mis cabellos. Quisiera chapotear y reír en tus charcos más insignificantes y superficiales. Quisiera tenderme en tu verde hierba de canciones lejanas y acordeones nostálgicas. Quisiera volar por tus cielos etéreos de suavidades y miradas fugaces. En fin, quisiera habitar y recorrer tu mundo de penas y alegrías, de gozo y nostalgia, de existencias perdidas.
Texto agregado el 18-03-2014, y leído por 143 visitantes. (2 votos)