LA NATURALEZA Y LA MARIPOSA

Érase una vez una hermosa mariposa, que cansada de volar decidió cambiar su forma de vida. Para esto, habló con la “Sabia Naturaleza” para que en vez de alas, la dotara de hermosas y largas piernas.

La naturaleza confundida por esta desacertada decisión, antes de actuar y para no entrar en conflicto con la locuaz mariposa, quiso escuchar de labios de ella, los argumentos de su infundada desdicha para no querer aceptar su estado de vida que le había otorgado.

La mariposa mostrando una alegre sonrisa, haciendo un mohín, manifestó.

-“Señora Naturaleza, soy una mariposa muy joven, al volar, mi cabeza me da vueltas, mareada y sin ningún control tengo que descender, exponiéndome a los múltiples peligros que me acechan en el bosque, por esto he tomado esa determinación”. - La joven mariposa calló.

La sabia naturaleza cambiando de posición, estupefacta y de forma irónica argumentó.

-“Bien, eso quieres, ¿Te has puesto a pensar lo que eso significa?

- “Si, ya lo he pensado”. — Dijo con segura determinación la infeliz mariposa.

La sabia naturaleza observando con detenimiento a su interlocutora, alzando la voz y con un tono molesto, argumentó:

-“He comprendido según tus palabras, que no estás de acuerdo con la forma como te he creado, entrando en contradicción con mi sabia actuación ¿Qué es lo que al fin deseas? ¿Desafiarme para cambiar de apariencia? Pues bien, si es lo que quieres, haré de tí otra forma de vida”.

La mariposa avergonzada bajó la cabeza, sintiendo en la profundidad de su ser, pena y tristeza a la vez al oír las palabras acaloradas de quien le diera la vida. Por esto, asumiendo una posición más deliberada, preguntó.

-¿Seré tan hermosa como soy en la otra forma de vida? -Quiso saber la primorosa mariposa.

La sabia naturaleza de manera sabia dijo

-“Eso no lo sé, lo que si sé, es que, cada forma de vida que existe en el universo conforme a su orden, disposición y esencia es perfecta, por lo que, cada ser debe estar conforme con lo que es, adaptándose y siendo feliz como lo que es”. -hizo silencio.

A la mariposa le brillaban los ojos al oírla hablar, su corazón inquieto, latía más a prisa, conmocionada, dijo de buena gana.

-“Pido disculpa por mi resentimiento hostil”. -Dijo la Mariposa.
La madre naturaleza al ver el cambio de actitud de la joven mariposa, dijo.

-“Te quejas por el peligro que te acecha en el bosque al marearte, ¿Has pensado en lo que le ocurre a las hormigas hembras fecundas? Pierden sus alas después del vuelo nupcial, la mayoría de ellas mueren en el intento, sin embargo, no se quejan, trabajan y viven felices”.

Calló la naturaleza, luego argumentó.

-“Debes aprender de ellas y ser feliz con la forma de vida que te has tocado”.

La mariposa sonrió, dio las gracias a la madre naturaleza y a partir de entonces fue muy feliz.


JOSE NICANOR DE LA ROSA.