*Título homónimo de un cuento de E. A. Poe
Desde ese día en que su corazón fue destrozado en decenas de pedazos, no había vuelto a escribir; sus letras se borraron, sus palabras se alejaron y su imaginación se extinguió. Se negaba a creerlo, a aceptar que ya no volvería a escribir, que sus palabras habían muerto; sin embargo, guardaba la esperanza de verla, a ella, la única que era capaz de robarle a sus letras, más de un minuto en sus pensamientos. Pero cuando despertó y vio su corazón, y observó los cientos de huecos que había dejado cada una de las balas que lo separaron de ella, supo que sin ella, jamás volvería a escribir. Entonces, de la nada, ella apareció y se detuvo a mirar su corazón, un corazón hecho pedazos, y observó que aun sin latir, le hablaba, y en ese silencio le decía que después de muerto, en la eternidad, la amaría más aún, la amaría con cada pedazo en que su corazón fue destrozado. Y ella, en medio de un dolor agonizante, hizo escribir sobre sus labios una hermosa sonrisa; y fue así, como él, aun sin escribir, compuso el más bello poema. |