Para mí es un gusto comunicarme con ustedes, soy El Supremo Hacedor, o eso creo. Me lo han dicho muchas veces y ya me lo estoy creyendo. Voy a dinamizar esta confesión porque tengo que irme a hacer nada, mientras muchos bípedos se matan entre sí. ¡Hala! ¡Cómo me han sorprendido los humanos con todas esas religiones extrañas que se inventaron!, ninguna se acerca a lo que realmente soy. En un descuido mío se crearon las leucitas, fue algo que se salió de mi control, porque lo que yo quiero es que todo arda en el globo terráqueo. Hice que los patos parparan, para que el bípedo pensara que ellos no sienten lo mismo que un humano; yo pensé, si siendo de la misma especie se matan hasta por una moneda de poco valor, ¡cuánto más, matarán a otras especies!

Tengo experiencia en crear universos, pero todavía no me ha quedado ninguno bien hecho, bueno, lo que pasa es que no he querido hacer las cosas bien y por eso creé el universo en el que ustedes están encarcelados. Los ápsides los permití para que se demorarán milenios en descubrir todos los tipos de vida inteligente que hay en todo el cosmos. Les adelanto que hay más de un millón de especies inteligentes en todo el universo, todas dispuestas a matar a las otras, pues cada una es completamente distinta de las demás. Tengo a muchos filosofadores que me han permitido seguir torturando a todos los seres vivos de La Tierra, entre ellos, destaco a Arthur Schopenhauer, que no fue capaz de decir las cosas con total sinceridad.

Así como un día creo un universo, también lo puedo destruir si se me da la gana, no se imaginan lo que les espera. A todos les creo llamaradas de petate, pues eso que ideó la cienciología sobre la forma para encontrar la felicidad es puro cuento. No pierdan su tiempo con esas tonterías. No les voy a contar mucho sobre las otras vidas inteligentes o los otros universos, hablemos de su planeta. En muchos deposité un oncogén, que finalmente les producirá la muerte, más de uno de ustedes lo tiene y morirá a causa de eso.

A mí no me pueden engañar, yo fui el que los creó, todos actúan con zorrería, es decir, olvídense de la gran dicha, pues eso no existe, se los digo yo. Los he visto intentando evolucionar, utilizando telas como el coquillo, para cubrirse, eso sí me parece acertado, pues es que su única función es la de supervivir; porque si no quieren, adelante pueden suicidarse. Tengo clasificadas las enfermedades por regiones, por ejemplo, el kala-azar, lo ubiqué en Asiafrica; cuando les dé una enfermedad terminal, me dicen cómo les va con el tema de la alegría.

Aunque no lo crean, yo soy unipolar, yo sólo me enfoco en el antónimo de la felicidad, yo lo llamo tortura; y a todos, absolutamente todos los voy a bejuquear, sin importar cuál sea su región. ¿Saben cómo se mueve un péndulo? Va de un extremo a otro, y tiene diferentes amplitudes, así que, deja la hipocresía, y entiende la maldita dualidad; si el péndulo va a un extremo, puede ir al otro. Es decir, que si puedes ser infinitamente feliz, puedes ser infinitamente torturado. Y no sabes cómo vas a morir, a menos que seas yo. Tú crees que disfrutas la vida, pero a mí no me puedes decir mentiras, estás evadiendo tu muerte, por eso, lo que haces es soportar tu cuerpo. Mi pregunta es: ¿aceptas la vida conociendo los dos lados de ella? (Como una moneda). La muerte, es el orgasmo del dolor, y al mismo tiempo el momento de mayor paz. Su reproducción es como un divisor común en matemática, que a todos los divide y los nuevos seres que vienen al mundo son más poco; pues cada día están más confundidos. Yo creé el péndulo y no puedes hacer nada para cambiarlo.