La vida es el edificio que con serena paciencia
construyes día a día ladrillo sobre ladrillo.
Nunca desmayes en tu gran propósito de acabarlo.
Y cuando tal acontezca, no te olvides
de instalar un confortable mirador,
desde el cual, con ojo avizor,
pudieras dominar los ciento ochenta grados
de un horizonte sembrado de esperanzas.
Si así lo hicieras, ten por seguro
que tarde o temprano
encontrarás un asiento en la eternidad.
Texto agregado el 15-03-2014, y leído por 92
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
15-03-2014
Optimismo sobre todo. elpinero
15-03-2014
Permanecer sentado toda una eternidad, no es lo que más me apetece, construiré el edificio de mi vida sin mirador y que sea lo que Dios quiera. elisatab
15-03-2014
Una bella y esperanzadora reflexión.UN ABRAZO. GAFER
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