LA DIETA
Se llama Encarna y tiene quince años. Está en una edad muy difícil. Su estado físico no la ayuda en absoluto, unas curvas demasiado peligrosas se dibujan en su orondo cuerpo.
En el colegio es el patito feo de la clase, nadie le habla, ni siquiera la miran. En el recreo siempre está en un rincón donde nadie la molesta, pero siempre anhelando estar con los demás.
Un buen día pasó por delante de un Kiosco fijándose en una revista para adolescentes que anunciaba a bombo y platillo una dieta milagrosa, prometiendo adelgazar muchos kilos en pocas semanas. Dicha revista explicaba que podías comer de todo, pero la condición era que no podías comer nada de pan, ni repetir una misma comida dentro de la semana, bebiendo como mínimo dos litros de agua cada día. Te aseguraban que con el estricto cumplimiento de la dieta adelgazabas un montón de kilos. Encarna se lo tomó muy en serio siguiendo, con prusiana disciplina, la dieta.
Con el paso de las semanas había adquirido una esbelta figura. Todos la admiraban. Los chicos que antes no le hacían caso, besaban por donde pisaba. Vivía su sueño hecho realidad. Por supuesto, la invitaron al baile, teniendo todos los números para ser declarada reina del mismo.
Llegó el día tan señalado. La acompañaba el más guapo de todos los chicos. Bailó, rió. En pocas palabras, se lo pasó de fábula.
Por los altavoces anunciaron que Encarna y su acompañante subieran al escenario para recibir sus respectivas coronas que les acreditan como reina y rey del baile.
Conforme Encarna subía empezó a notar como unos retortijones en la barriga, a cada paso que daba se hacían más y más insoportables. No podía más, su cuerpo se rebelaba tras largas semanas de estricta dieta, pero era su día grande, y se juró a sí misma que antes muerta que abandonar la subida al cielo de los más populares del colegio.
Al pronto, se oyó como una explosión, todas las paredes del local se mancharon de mierda, incluyendo los incrédulos alumnos. Los estudiantes salieron despavoridos, dejando a la desdichada más muerta que viva, llegando a articular sólo dos palabras.
Tierra…trágame…
FIN.
J.M. MARTÍNEZ PEDRÓS.
Todas las obras están registradas.
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