Habíamos caminado en total una docena de cuadras, y en cada una parecía haber un peaje de burlas/insultos gratuitos del que eramos clientes VIP, fue hace años, bien peques eramos ¡Pero desde peque se aprende! Ella caminaba unas botas altas con mallas que parecían trasmallo de pezca, me encantaban, por mi yo quería ser un arrecife de coral: "Vení destruíme con tus mallas de arrastre para derramarme en petroleo..." Ups, mejor volvamos al camino, yo por mi parte tropezaba unas tenis de calaveritas viejas, que parecían más manchones que craneos, o al menos el diagrama irregular de un accidente bastante feo. Eramos dos personas de cabello bastante irregular y colorido, con más aretes, pulseras, picos y collares que sentido común, y sí, no habíamos pasado el primer peaje sin que a mi ya me temblaran las piernas pro ganas de besarle: "¡Lesbianas!" Nos gritó un jóven de una carnicería, aún perdonando el agravio de mi falta de senos y mi escasa vagina, pero era la costumbre, en serio se llega al punto que una ya no escucha nada. Esos pasos de cemento nos llevaron hasta unos helados, la tiendita pequeña, no los de marca esos tras de caros me caen mal, en la tiendita además te regalan unas gotitas de dulce de leche sobre el helado, no sin antes ofrecerte el helado menos vendido con la esperanza de poder vender esa masa biscoza que, por seguridad personal, nadie atreve a pedir. Dos helados, pequeñitos, los más baratos ¡Como rinde la falta de dinero a veces! Haciendo malabares con el dinero para que aún quede para los pasajes del bus, y es que shows son pocos pero malabaristas somos muchos en esta micro economía. "Estoy contenta" dije, "¿Ah?" me respondió, "CONTENTO... contento... estoy" me apresuré a aclarar, entre una mirada confusa de una jóven estudiante, seguimos charlando en el parque que recién estrenaba más adoquines y menos árboles, pensé que si yo usara falda igual que ella haríamos más merito en los peajes, "¿En qué pensás?" irrumpe en mis alucinaciones lúcidas, "Cosas de chicos" comento, y bueno ¿Que quiere que le diga? Para mi todo esto es complicado, pero sepa buen lector que entre mi cabeza de tormenta y so pena las declaraciones anteriores, las ganas de besarle eran cada vez más, "Quie...", "¡Debo ir al baño!" Grité interrumpiendole de forma más abrupta que los comerciales a tu show favorito en el momento más crítico, dos baños en la heladería, dos signos de pregunta, y alguien que espera, prefiero la adaptación ad honorem para apurar el asunto, se hace lo que se debe hacer, y al salir topé un nuevo peaje: "Se equivocó de baño, fea" ese era nuevo para mi, salí corriendo volví a mi lugar caminando entre adoquines tratando de no pisar raya porque es de conocimiento universal, no importa el idioma, la edad, el género, ¡Quien pisa raya, pierde! Tomo mi lugar de vuelta, ella me mira, y un resto de helado en un adoquín en el suelo batalla su último aliento acuoso contra el sol de marzo siendo su único consuelo el no haber pisado raya, ella se mueve sentada hacia mi, siendo sus nalgas como una oruga que camina sin despegarse de la hoja, se acerca y me besa: "¡Maricones!" Se oye de fondo, "Al parecer hay peajes nuevos hoy" Comento sobre el bello saludo de la concurrencia, "Callate, hace varias cuadras que quiero besarte" Suspiró. |