Es de noche, me inspira, me emociona, comienza a volar mi imaginación. Tomo un sorbo de café, le doy la última pitada a mi cigarrillo y me dispongo a escribir las cien palabras, que juegan a transmitir sensaciones, de tristeza, de alegrías, verdaderas o solo el relato de algún cuento. Me hago conocer a través de cada letra, cada oración, o de cada punto. Comienzo a tachar, modificar, trato de conectarme, siento a veces, que no me alcanza y a veces, solo con un te quiero, pocas palabras muchos sentimientos. El escribir da libertad, no importa cuántas sean, soy libre. |