Colgado boca abajo, la sangre acumulándose en su cabeza le hizo recuperar algunos recuerdos previos a su total enajenación, el último encuentro con María, la breve conversación tras la carpintería:

-¿Viste qué has logrado con todas las tonterías que le contabas a nuestro hijo?

Ella rompió a llorar mientras gritaba: “¡Me lo habéis quitado! ¡Ya no os soporto ni a ti, ni a José!

Pedro la abrazó con fuerza para que se calmara.

-¿Qué haremos ahora?- dijo ella.

-Tienes que desaparecer.

Eso fue lo último que le dijo Pedro de Tiberíades a María de Nazareth antes de terminar de enloquecer.


Injusto ganador del Cien XIV gracias a un fraude cometido